Nadie puede cuestionar que están siendo unas fiestas atípicas para los peñistas. La existencia de dos bloques por primera vez desde la creación de Interpeñas en 1984 han marcado los principales actos donde las peñas eran protagonistas.

Lo hizo el pasado sábado con dos pregones: la Federación en plaza España y la recién nacida Unión Peñista de Zaragoza (que integra un total de 12 peñas) en la plaza Santa Engracia. La normalidad volvió, eso sí, cuando ambos colectivos bajaron juntos a la plaza del Pilar.

Y la división se volvió a escenificar durante la maratón de charangas. El martes, la de La Unión; ayer, turno para Interpeñas. Pero hasta ahí. Bajando al terreno, a la calle, el espíritu no se resintió y la diferencia entre un año y otro se limitó a una mera cuestión numérica.

Serpiente multicolor

El inicio de la marcha estaba fijado a las 20 horas a los pies del monumento del Justicia, pero desde mucho antes, las peñas fueron tiñendo de color el paseo con sus colores característicos, formando una suerte de serpiente multicolor. Mientras, las trompetas, tambores, tubas, cajas y platos amenizaban la espera con sus popurrís.

A la hora indicada, todas las peñas fueron descendiendo, una a una, por Independencia, flanqueados al inicio de la marcha por centenares de curiosos. No faltaron (como no podía ser de otra manera) los clásicos charangueros universales.

También se pudo escuchar el Alé Zaragoza durante los primeros metros de la peña de Las Delicias. Una anécdota más en una semana agridulce tirando a amarga para el zaragocismo, pero que no por ello merma el espíritu festivo, tal y como se pudo comprobar.

La de Interpeñas fue la segunda cita peñista por las calles. El martes las 12 peñas que conforman la Unión organizaron su particular maratón de charangas por el centro de la capital.

Dos citas separadas en el tiempo pero unidas por el mismo hilo conductor: disfrutar de la semana grande de Zaragoza.