--Cuarenta años y dos décadas sobre los escenarios. ¿Qué retos le plantea el futuro?

--Lo que permita la salud. He reflexionado sobre el tema y he comprobado que sigues trabajando día a día y cuando te quieres dar cuenta, estás en el ecuador de la vida. Las cosas cambian mucho con el tiempo, tengo un hijo de 22 años... Por supuesto que soy una persona inquieta, dentro y fuera de la profesión, pero o te acompaña la salud o no puedes llevar a cabo tus proyectos. Lo que más peso tiene en mi vida es mi familia, eso lo tengo claro, además me sirve para cargar pilas. Para mí, lo más importante son los afectos. El trabajo ocupa un tercer puesto en mi corazón.

--¿Se ha planteado alejarse de los focos?

--Te planteas muchas cosas viendo como está ahora mismo la situación en la industria discográfica. Por ejemplo, me planteo la edición de Lubna, la ópera, este próximo año. Pero ya no imagino nada más. Y eso que he sido una persona que aún no había terminado de hacer un proyecto y ya estaba pensando en otro. Ahora no, me lo tomo con más relax. Una de las razones por la que hace muchos años que ya no trabajo con discográficas es porque no puedo trabajar a un ritmo en el que cada 18 meses haya que editar un disco nuevo, no salen buenos trabajos. En mi caso, yo hago todo. Hacer la promoción, la gira y, a la vez, estar trabajando en el estudio resulta imposible con esos prisas. Componer, pensar, escribir los textos, trabajar con escritores... lleva mucho trabajo detrás. Eso sí, cuando se edite Lubna será cuando yo crea que esté terminada, cuando esté a gusto con ella.

--En la gira 4.0 Tour reedita algunos de sus éxitos. ¿Qué le ha empujado a echar la vista atrás?

--A veces es bueno mirar atrás y recordar de donde se viene. Que hoy me dedique a hacer otro tipo de música no significa que reniegue de mi pasado, no comprendo a la gente que hace eso. Lo que me ha llevado a hacer una gira así es la reflexión, llegar al ecuador de la vida y repasar lo acontecido. Si me preguntas si tengo algún recuerdo de mis primeros 12 años en los escenarios, te diría que no porque no tenía tiempo para nada, todo era muy frenético. Precisamente uno de los motivos por los que decidí tirar la toalla fue porque no sabía vivir, ni disfrutar.

--Su estilo es inconfundible, muy característico. Sin embargo, resulta complejo definirlo.

--No sabría como describirlo y tampoco quiero hacerlo. Me dejo llevar, no me cierro a nada. La novedad es algo fundamental y parece que la despreciamos. Creo que es un error encuadrarnos a los artistas, sobre todo a los que nos pasamos mucho tiempo en un estudio de grabación porque lo que intentamos es evolucionar e innovar. Ni nosotros mismos conocemos el resultado final del trabajo.

--En esta gira ha contado con colaboraciones en directo. ¿Tiene preparada alguna sorpresa para Zaragoza?

--Las colaboraciones entre mis colegas y yo siempre se guían un poco dependiendo de nuestra agenda. Vamos a dejarlo en el aire, y a ver que pasa.