Los tubos del órgano de la Basílica del Pilar de Zaragoza lucían ayer relucientes y el organista oficial, Juan San Martín, ultimaba los detalles antes de su actuación.

El silencio que ha reinado durante un año exacto en la catedral zaragozana por la explosión intencionada que dañó el instrumento, se rompió ayer a las 19.30 horas con un breve concierto de cuatro piezas en el que el órgano sonó en todo su esplendor ante la mirada de centenares de fieles y curiosos. Antes de ello, el deán del Cabildo Metropolitano de Zaragoza, Manuel Almor, agradeció la presencia del público y recitó el salmo 150.

El organista comenzó con una pieza breve de Andreas Willscher titulada Postludim a la que le siguió Batalla de clarines y unas variaciones sobre el tema de Paganini, del mismo autor. Para terminar, interpretó la sinfonía de la Cantata n°29 de J. S. Bach.

La restauración, que ha conllevado una inversión de 200.000 euros y ha durado tres meses, ha consistido en limpiar "pieza a pieza" todos los tubos y mecanismos internos que se habían impregnado de polvo debido a la detonación del artefacto que explotó hace exactamente un año. Durante este tiempo, "las celebraciones han salido hacia delante porque tenemos un órgano electrónico", explicó ayer Almor. Además, añadió que hoy "es el primer día" de muchos y aseguró que "el día del Pilar sonará con toda su potencia".

A raíz del incidente, Manuel Almor recordó que "hay cámaras de vigilancia pero en las ideas no nos podemos meter". Sin embargo, la seguridad de la basílica va a "controlar la gente que entra y sale".