El Ayuntamiento de Zaragoza se esmera mucho con los escenarios de las fiestas, con su montaje y seguridad y todo lo que llevan aparejado. Pero, a veces, lo mejor es lo que se tienen más a mano, sin retoques.

Es lo que está pasando estos días con varias plazas, entre ellas las de San Lamberto y San Roque, donde se ponen números de danza, y la de San Agustín, que se ha elegido para números de circo que se llevan a cabo en el claustro del Centro de Historias.

En la plaza de San Lamberto, tres grupos de danza, Alba Lorca, Resistance Crew y Yeinner Chicas, todos ellos de Zaragoza, mostraron a un público mayoritariamente joven, quizá más femenino que masculino, lo último de sus producciones. En el primer número, dos bailarines se contorsionan al ritmo de sus móviles y evolucionan desde la angustia y la debilidad física a la felicidad y a una especie de exaltación. A continuación, tres jóvenes dieron otra versión con movimientos complejos e inesperados y, finalmente, una pareja enredada en un ovillo entró rodando en el centro de la plaza ante el asombro de los asistentes.

«No tenía ni idea de que la danza moderna fuera esto, yo creía que era otra cosa como más deportiva», señaló Gerardo, un miembro del público.

«Lo que más me sorprende es la plasticidad de los números y lo flexibles que son los bailarines y las bailarinas», dijo otra espectadora.

En la plaza de San Roque, las sesiones, de 15 minutos al igual que en San Lamberto, corrieron a cargo de Los Días de Penélope e Iron Skulls, el primero de Zaragoza y el segundo de Cataluña y Extremadura.

En cuanto al Centro de Historias, el montaje circense lo llevó a cabo Marilelas, de la Compañía Marioli. Con esta actuación coincidió un taller de circo para todos los públicos.