Zaragoza ya está inmersa en su fiesta grande. Cientos de personas abarrotan desde ayer los diferentes escenarios y carpas que se han instalado para celebrar la fiesta del Pilar. Desde el consistorio y la Delegación del Gobierno en Aragón garantizan la seguridad en un momento en el que la crispación social se ha desatado tras la consulta del referéndum ilegal del 1- O y a escasos dos meses de los atentados en Barcelona y Cambrils. Ayer, los grupos políticos del ayuntamiento quisieron rebajar la tensión vivida en los últimos días, con el aluvión de críticas por la presencia de Ada Colau en el pregón y los pitos a Pedro Santisteve en el Día de la patrona de la Guardia Civil. Y acordaron firmar una declaración institucional pidiendo calma a la ciudadanía.

Bajo el título Zaragoza como siempre acogedora, pacífica y festiva, quisieron trasladar PP, PSOE, ZeC, C’s y CHA una declaración institucional, en la que se apelaba a que «sus calles y sus gentes son siempre testigo de esa forma de ser donde brilla con fuerza la libertad de expresión y el derecho a reivindicar». Sobre todo en sus fiestas, en las que, añadía, «nadie sobra y todas las personas son bien acogidas». Y en ello depositaban los cinco portavoces municipales su «confianza» para que este año también se vuelva a demostrar «como una muestra del respeto, la acogida y la cultura de paz». Un manifiesto al que luego se adhería CCOO.

EN GUARDIA

Era la respuesta institucional a un escenario de alerta, que es la que ha provocado todo lo que estos días se podía leer en las redes sociales sobre las movilizaciones por la asistencia de Ada Colau al pregón, que finalmente solo se quedará para recibir la medalla de oro que este año el consistorio le entrega a los servicios de emergencia y la población civiol de Barcelona (y Cambrils) por su respuesta en los atentados del pasado mes de agosto. La alcaldesa, finalmente no asistirá, pero los pitos que recibió el alcalde en el acto de la Guardia Civil volvió a encender las alarmas y a poner en guardia a la Junta Local de Seguridad.

De hecho, ayer el delegado del Gobierno en Aragón, Gustavo Alcalde, se personó en el despacho de Santisteve para, según explicó, cerrar los últimos flecos de un dispositivo de seguridad que hoy se pone a prueba y que se ha reforzado con medidas extraordinarias. Y es que a la alerta terrorista se ha sumado la incertidumbre por todo que lo que se está movilizando a través de las redes sociales.

La situación urgía una respuesta unánime y es lo que todos quisieron mostrar, sin ambages. Incluso Gustavo Alcalde, que al término de la reunión celebraba la «colaboración institucional» para garantizar la seguridad de los ciudadanos e instaba a que «en estos momentos convulsos que vivimos en España hay que evitar mezclar la política con la fiesta y los excesos de alcohol». También solicitó «el máximo respeto a las personas y que se permita el desarrollo normal del pregón y demás actos institucionales».

Por otra parte, la Federación de Barrios de Zaragoza (FABZ) también mostró su «profunda tristeza y rechazo» por la «utilización oportunista y sectaria» del acto de las medallas para, «amparados en el anonimato de las redes sociales», proponer abuchear a la alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, por su posición en los actuales sucesos que se viven en Cataluña. «Por la mala fe y el impudor de quienes pretenden aprovechar con oscuros fines un acto de solidaridad frente a la violencia terrorista entre dos ciudades y vecindarios hermanados por siglos de convivencia», añadieron.

Un llamamiento generalizado a la calma frente a quienes añaden incertidumbre a las fiestas en uno de sus actos emblemáticos y más multitudinarios.