Tuvo que hacer frente a una brutal embestida que le dejaría tocado para el resto del concurso, y sufrió varias caídas que no ayudaron a su forma física, pero finalmente, y contra todo pronóstico, Eusebio Sacristán, Use, demostró aquello de que ‘quien no arriesga no gana’ y se alzó por segundo año consecutivo con el primer premio del concurso nacional de recortadores celebrado ayer en la plaza de toros de la Misericordia.

Un premio que no tuvo mucho tiempo de festejar, ya que apenas unos minutos después de alzarse con el galardón tuvo que ser trasladado a la enfermería para realizar un diagnóstico de sus lesiones. Y es que Use no lo tuvo nada fácil, siendo arrollado por un toro al inicio de las semifinales en la salida de toriles, en una cogida de la que muchos creyeron no se recuperaría. Sin embargo, el vallisoletano, haciendo gala de un aguante nada usual, volvió a plantarse delante de la res para realizar el movimiento que se ha convertido en su especialidad, el salto entre las astas, el cual llegó a realizar impecablemente en hasta cuatro ocasiones, dos de ellas con apenas un metro y medio de carrerilla.

Por detrás de él y en segunda posición, quedó el castellonense José Manuel González Poca, que escaló puestos hasta la gran final gracias a un estilo sencillo y depurado, haciendo gala de un temple frente al toro digno de admiración, y realizando recortes limpios moviéndose apenas unos pocos centímetros de la trayectoria de la res. El tercer puesto fue para el madrileño David Ramírez El Peque, que apostó por los recortes cercanos a la valla, colocándose entre los cuernos y la pared en un ejercicio que bien mereció múltiples aplausos de una grada absolutamente repleta.

Un total de siete toros desfilaron por La Misericordia, uno más de los planeados, ya que la res destinada a la final no dio los resultados esperados a causa de su exceso de peso y tuvo que ser reemplazada por un ejemplar de la ganadería de Los Galos.

Mención especial merecen los recortadores aragoneses, el zaragozano César Grasa, que no llegó a las semifinales, y el turolense Ángel Pitarque, que llegó a la semifinal, donde tras un intento frustrado de quiebro de rodilla fue cogido en una embestida sin asta, que no obstante le llevó directamente al Hospital Clínico impidiéndole así asistir al saludo final del acto. Algo que no evitó que durante la entrega de premios una grada totalmente entregada ovacionase el arrojo del turolense.