Un intenso trajín se respira estos días en las casas que siguen la tradición aragonesa de vestirse con los trajes reagionales para participar en la Ofrenda de Flores. Y es que este acto popular comienza mucho antes de las 7.30 de la mañana, la hora oficial, en los hogares zaragozanos. Año tras año, se repite el ritual que la mayoría de veces congrega a buena parte de la familia. Es pues, el momento de sacar las faldas de sus fundas, de desempolvar las alpargatas, planchar las camisas, separar los pendientes y desplegar los mejores mantones.

La familia de Maribel Arruga, una zaragozana de 71 años, es una más de esas familias que viven el 12 de octubre como una jornada especial. Hoy se vestirán de baturras tres de su nietas y sus hijas. "Yo ya no me visto porque me canso de estar tanto rato de pie, el año pasado fue el último que salí", explica. Sin embargo, su labor durante el año es esencial para tener hoy todo a punto.

Maribel Arruga es la encargada de diseñar, tejer y coser la indumentaria de los trajes de toda su familia y remendar los desperfectos que se hayan producido del uso. Reconoce hacerlo "como un hobby" porque desde pequeña le ha gustado coser. "Me he hecho siempre los trajes yo por gusto y por necesidad". Una amiga suya añade que "tiene muy buena mano", pues ha cosido faldas en menos de cuatro tardes.

Y es que Maribel Arruga no tiene los trajes contados. En su casa tiene guardados multitud de trajes que ha ido incorporando años tras año durante más de 40 de labor. Por ello, no es extraño que seis familiares se vistan en su casa para aprovechar la indumentaria que bien podría ser un tesoro en forma de reliquia. La pequeña de la casa es ayudada por su madre Gemma para ponerse el traje.

ANTIGÜEDADES

De hecho, entre sus armarios pueden verse desde un mantón de seda color hueso de hace 100 años, posesión de la bisabuela de Maribel Arruga, hasta una toquilla que ha terminado de coser este año. En total, más de treinta faldas brocadas y faldas, que ella denomina "de diario", copan sus armarios. Una multitud de camisas de hilo, enaguas, mantones de seda natural de gro-- una seda sin brillo--, otros de crespón y las alpargatas que "se las hacía un amigo", completan la vestimenta. Y para conseguir las mejores telas Maribel Arruga lo tiene claro, ella las compra en Julián López, y los complementos en la tienda Bellido de la calle Alfonso.

Así, una baturra no debe olvidarse de los complementos. En la mesa del salón no hay ningún hueco desaprovechado: más de siete pares de pendientes, medallones hechos a mano de la Virgen del Pilar, peinetas, ligas con las iniciales de sus nietas y agujas se distribuyen de forma ordenada para no pasar nada por alto la mañana de la Ofrenda de Flores.

Las miradas en la mañana de la ofrenda están puestas en las nietas, que con nervios e ilusión se visten con la ayuda de su abuela y su madre. "¡Qué horror!", se queja la niña cuando la abuela, que suele documentarse ojeando libros de indumentaria antigua, le explica que el verdadero traje de baturra debe llevar dos enaguas superpuestas. Para ella, "lo peor es madrugar", pero lleva saliendo desde que tenía un mes y una semana. Este año la nieta "saldrá con el grupo de Villar de los Navarros", cuenta su madre.

EL ANTES Y EL DESPUÉS

Pero la Ofrenda de Flores ha cambiado mucho a lo largo del tiempo. Antes, el ayuntamiento daba los claveles a los participantes en la ofrenda porque, como comentan la familia, "no salía tanta gente". En la primera ofrenda que se realizó en 1958 participaron unas 2.000 personas. Ahora, el acto se ha "popularizado" y se participa en él de forma masiva, tanto por la afluencia de gente como por la disparidad de sus lugares de procedencia.

En cuanto a la indumentaria tradicional, antes "era sota, caballo y rey" y como los trajes partían de los grupos de baile, todos iban más o menos vestidos igual y los ropajes eran "menos fieles". En la actualidad, se ha logrado recuperar la tradición y los tejidos y el conocimiento de nuestro pasado "ha evolucionado mucho", por ello se pueden ver trajes más dispares y más honestos con el pasado del traje aragonés.