La Ofrenda no entiende de colores ni de lugares de nacimiento, de razas ni de religiones. Es un acto «multicultural» donde reina «el civismo y la alegría» y así lo destacó ayer el concejal de Cultura del Ayuntamiento de Zaragoza, Fernando Rivarés; quien se congratuló de que además de representantes de 15 países como Costa Rica, Venezuela, Japón, China, Rumanía o Bulgaria; o de otras comunidades que desfilan con su traje regional, «cada vez se ve más gente que participa con un traje que no es el de su lugar de nacimiento, sino que han asimilado nuestro traje», reconoció.

Ayer, fueron alrededor de 285.000 los oferentes los que conformaron el manto de la Virgen con casi ocho toneladas de flores, en una jornada en la que la normalidad fue la nota predominante; y el calor y el buen tiempo, el compañero de aragoneses y foranos que desfilaron hacia la plaza del Pilar por las diferentes entradas.

La Ofrenda de Flores duró alrededor de 15 horas, aunque se trata de «datos aproximados», ya que los definitivos y reales no se conocerán hasta hoy. El acto más tradicional y multitudinario de las fiestas comenzó a las 7 de la mañana con la Asociación de Padres y Madres de La Milagrosa saliendo desde la plaza de Aragón. Hasta las 18.00 horas de ayer ya habían depositado las flores casi tres cuartas partes de los grupos inscritos -704, 20 más que el año pasado-, sumando seis toneladas y 240.000 participantes.

El final de la Ofrenda estaba previsto en torno a las 21.30 o 22.00 horas, ya que los retrasos fueron mínimos. Rivarés destacó la buena «gestión de los públicos», debido a que «a diferencia de lo que sucedía anteriormente, se sortean todos los grupos», con dos excepciones, el de la Cruz de Lorena; y el de un grupo formado por personas con discapacidad motora.

LA INDUMENTARIA / El concejal de Cultura del consistorio zaragozano también quiso hacer hincapié en el avance «en el cuidado de la indumentaria», puesto que «los trajes no son disfraces, si no que son un homenaje a los vestidos populares. No es una recreación, si no reales. Ya no se ven a baturros ni baturras sino a personas que llevan el traje regional».

Afirmó que desconocía «alguna anécdota reseñable», aunque señaló que, al igual que otros años, «había visto muchas parejas, algunas recién nacidas, mostrando su amor».

Esto en cuanto a los oferentes, pero también hay que tener en cuenta a todos aquellos que pasaron por la plaza del Pilar para disfrtutar de la Ofrenda o para recoger a otros participantes. Desde el ayuntamiento se maneja el dato de 200.000 personas mirando, aunque también se podría decir que puede haber «tantos como oferentes».

Y entre esos mirones, también destacaba la multiculturalidad, ya que lo normal al pasear por la plaza del Pilar era notar diferentes acentos -de otras comunidades autónomas pero también de los latinoparlantes, que también mostraron su devoción- y otros idiomas..

Fernando Rivarés, que compareció junto a Elena Laseca, de Zaragoza Cultural, quiso agradecer al millón de personas entre jardineros, auxiliares, voluntarios y personal de Protección Civil, Cruz Roja, Bomberos, Policía Local y Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado, que hicieron posible que no hubiera ningún sobresalto ni en la Ofrenda ni en el resto de escenarios pilaristas.

Está previsto que las flores que luce el manto de la Virgen permanezcan expuestas una semana y comenzarán a retirarse el jueves, 19 de octubre. Hasta entonces serán miles también las personas que, zaragozanos y visitantes durante el puente, muestren su devoción la Virgen del Pilar.