La maga Amèlie abrió ayer las sesiones mágicas en la plaza San Pedro Nolasco. «La magia me eligió a mí», afirma Amèlie, que tras muchos años de trabajo escogió el mundo del espectáculo como forma de vida. Aprendió este arte en escuelas de Madrid y Granada pero principalmente, como dice, «es un arte que se aprende del maestro, una forma gremial de intercambiar conocimientos».

Su espectáculo, orientado a un público adulto, siempre se llena de niños, de cuya ilusión y participación bebe su espectáculo. También cree que la magia necesita exportarse a la sociedad, «para volver a ilusionarse, a creer en lo imposible y, sobre todo, a vivir con la fascinación de un niño».

El panorama artístico de la magia está visiblemente dominado por hombres. La mujer siempre ha estado relegada al papel de ayudante, pero Amèlie es positiva y afirma que ve cada vez más mujeres actuando, creando espectáculos e incluso escribiendo libros sobre magia infantil o de escena.

ILUSIÓN DIARIA

Un espectáculo en el que hace desaparecer y aparecer cartas, aros y cuerdas... Una continuidad mágica que crea una atmósfera especial en la plaza San Pedro Nolasco. Hablando de desaparecer y aparecer, para Amèlie a través de sus trucos le gustaría que apareciese la ilusión diaria, «la ilusión de cada uno por su trabajo, su familia por conseguir un proyecto» y por ende, que desapareciese la desilusión.

Empezó trabajando en salas que le aportaban seguridad al espectáculo «ya que puedes controlar las variables que puedan suceder». La calle tiene más dificultades, al poder aparecer en cualquier momento algo que interfiera el espectáculo como puede ser el clima, la gente yéndo y viniendo... etc Por el contrario, para la maga Amèlie, la calle tiene algo especial, «la espontaneidad, el riesgo, poder jugar con la improvisación, situaciones que van surgiendo en cada momento... esto no está en las salas». El público, heterogéneo pero dominado por familias, se mantuvo atento a todos los trucos que iban desfilando por el pequeño escenario.

ZARAGOZA

Sus espectáculos están preparados para adultos, pero «funcionan muy bien para niños», dice. Un espectáculo visual de temática fantástica que no solo se limita a la magia tradicional de cartas y chistera, pues la luz, la música y los colores tienen un papel fundamental.

Para Amèlie, «Zaragoza tiene mucha magia». Hay asociaciones de magos, grandes artistas como Pepín Banzo y Pepe Lirrojo y espacios como El sótano mágico. Y asegura que cuando vino a la ciudad notó la magia «en sus calles, en el río y en sus gente». A lo que añade entre risas: «Si yo estoy aquí, Zaragoza debe tener magia». Para la artista, que cautivó con sus trucos fantásticos al público ayer en la plaza San Pedro Nolasco, «no hay magia sin espectadores, pero sobre todo no hay magia sin ilusión diaria por la vida».