El vídeo es revelador. El choque, estremecedor. Las consecuencias, gravísimas, inciertas. Las explicaciones, silenciadas. Dicen que siguen investigando. La filmación de un aficionado ha revelado la brutalidad con la que el joven piloto francés Jules Bianchi, de 25 años, perdió el control de su Marussia-Ferrari en la curva 7 de Suzuka, a 219 kms/h., y se estrelló contra el tractor-grúa que estaba retirando, marcha atrás, el Sauber de Adrian Sutil. Solo 64 segundos antes, el alemán había sufrido idéntico percance, aquaplaning, en ese mismo punto, que estaba ya totalmente inundado sin que Charly Whiting, director de todos los grandes premios de F-1 desde hace años, detuviese la carrera, sacando el coche de seguridad a la pista. Lo hizo en cuanto el coche de Bianchi golpeó la panza, el motor, del tractor-grúa, al que, incluso, levantó medio metro.

CRÍTICAS A DIRECCIÓN DE CARRERA

Lo que también revela el vídeo es que la operación rescate del coche de Sutil fue una chapuza y que las condiciones en las que se desarrolló obligaban a suspender el GP con la aparición del safety car. Y, en ese sentido, a las críticas del mexicano Esteban Gutiérrez y del brasileño Felipe Massa («llevaba cinco vueltas pidiendo por radio que suspendiesen la carrera porque llovía, no había visibilidad y la pista estaba inundada») se han unido las de veteranos pilotos como el canadiense Jacques Villeneuve, campeón con Williams (1997). «Hay que cambiar la norma relativa al coche de seguridad, que ha de aparecer en cuanto un monoplaza se salga de la pista. Cuando yo corría y me salía de la pista, lo único que temía era que otro coche chocase contra el mío o contra mí», explicó el canadiense.

Visto el vídeo y la reacción tardía de Whiting, muy pocos hablan de mala suerte. Más bien nadie. Y sí de que Suzuka ya no es un circuito moderno, con escapatorias amplias, y que, en efecto, sería bueno que el manejo del safety car fuese la mejor manera de evitar desgracias de este calado.

ESTABLE PERO CRÍTICO

La única novedad respecto al estado de salud de Bianchi es que no se sabrá nada más hasta hoy, cuando los padres del piloto, Christine y Philippe Bianchi, que llegaron ayer a Suzuka tras coger tres aviones y viajar durante 24 horas (París, Dubái, Osaka y Tokio), se entrevisten con los cuatro neurocirujanos del hospital de Yokkaichi, que ya han operado dos veces a Bianchi de un traumatismo craneal, y con el profesor francés Gérard Saillant, amigo personal de Michael Schumacher y fundador del Instituto del Cerebro y la Médula Espinal.

La familia y el equipo anglo-ruso Marussia-Ferrari han pedido silencio, serenidad y respeto a todos los medios. De ahí que ayer volvieran a recurrir al italiano Matteo Bonciani, jefe de comunicación de la FIA, para señalar que el paciente «sigue en estado estable, pero crítico». Bonciani dijo, ante decenas de periodistas y en inglés, francés e italiano: «Compréndanlo, está muy, muy grave. Gracias».