¿Quién no ha fantaseado alguna vez con subirse a un F-1 y medirse con sus ídolos? Disputarle una frenada a Vettel o seguir la trazada de Alonso. Formar parte de los 22 mejores del planeta, ser protagonista de carreras, ser parte de la élite y medirse a ellos en cada pista será posible dentro de muy poco. Hay un lugar donde un equipo de ingenieros trabaja a destajo para convertir la utopía en realidad. Son los laboratorios audiovisuales de la Formula One Management (FOM), en Inglaterra, donde acaban de dar un paso de gigante hacia lo imposible: por primera vez en la historia han combinado las telemetrías reales de los coches de la parrilla en un impresionante simulador- Cada pasada de frenada de Hamilton, cada corrección de Button- son tan perfectas en el juego como lo fueron en la pista.

Pero el dato clave es que el usuario podrá participar en esa misma carrera, con su simulador doméstico alimentado con los datos reales. Simon, el máximo responsable de esta clonación racing, este inglés que prefiere que su apellido no trascienda (ñme cortarán las..."), aún está impresionado con su logro: ñNunca había visto nada igual. Ninguno de nosotros podemos seguir el ritmo a los pilotos, pero es lo que pasaría en la realidad".

Solo la enorme cantidad de datos que habría que trasladar a los hogares impide que el servicio sea ya una realidad: ñTenemos que transferir 200 megas de información por segundo, algo posible para nosotros, pero no para las conexiones por internet de los europeos", dijo Simon a EL PERIÓDICO con cierta pena.

Ahora, este grupo técnico pelea por lograr que las cámaras subjetivas funcionen bien en Australia. Su mayor obstáculo, el ruido eléctrico, interferencias en las imágenes provocadas por la brutal corriente que genera el sistema híbrido: ñHay tanta electricidad moviéndose, y tan intensa, que en las imágenes se notaba cuando se cargaban las baterías o cuándo empezaba a tirar el motor eléctrico".

Persiguiendo la fascinación

Tuvieron que aislar mejor el sistema, pero con el mínimo peso, para no molestar a los equipos, que ñdesconfían profundamente de cada novedad que probamos", porque no quieren revelar por la tele ni un dato sensible para sus rivales, como ocurrió el año pasado con las cámaras térmicas: ñTuvimos que modificarlas para que fueran menos precisas, diga a sus lectores que lo sentimos", insiste Simon, en una curiosa reacción para la empresa que se identifica con lo peor del paddock, los que ponen límites de acceso y grabación en la F-1: ñTenemos que proteger el producto, pero también tenemos que hacerlo cada vez más atractivo para los espectadores. Ese es nuestro negocio, conseguir dinero por imágenes impresionantes".

Superados los helicópteros y las cámaras colgadas de cables, el futuro de la imagen aérea son los drones, pequeñas naves no tripuladas capaces de seguir las carreras a vista de pájaro. La F-1 ha conversado con la empresa española Recdrone, aunque hay muchos obstáculos: ñEl primero es la seguridad. El otro es la aerodinámica de los coches; hemos visto que a los drones no les sienta nada bien que un bólido y todas sus turbulencias les pasen justo por debajo- Pero con tiempo lo solucionaremos".