Mientras el alemán Nico Rosberg, apoyado en un fabuloso Mercedes y en sus extraordinarias condiciones como piloto inteligente y veloz, va en busca de su primer título mundial después de haber vivido "la que sin duda es la mejor semana de mi vida: me casé con Vivian, Alemania ganó el Mundial de fútbol, renové dos años más con Mercedes, sume la 'pole' el sábado y he ganado hoy en casa", el español Fernando Alonso (Ferrari) intenta que esta temporada pase lo más rápidamente posible.

"Quinto, sí, más o menos lo que toca", dijo lacónicamente el asturiano, consciente de que los Mercedes juegan otra Liga y que tanto los Williams como los Red Bull son, ya, mucho mejores que los Ferrari.

La última parada

"Sé que muchos nos criticaran porque debimos hacer la última parada antes, pero no es así, no, pues hay que tener en cuenta que estábamos obligados a poner las ruedas blandas y si paramos mucho antes igual no nos duran hasta el final", señaló Alonso, que sigue defendiendo a su equipo con el que, probablemente, renueve dentro de poco. "Era muy difícil, tras el último cambio de ruedas, alcanzar a Vettel, así que lo mejor era defendernos del empuje de De Ricciardo y punto".

Alonso, siempre tan sincero en sus observaciones, reconoció que "el accidente en la primera curva de la salida entre Magnussen y Massa nos ha permitido ganar, de pronto, de golpe, dos plazas en la clasificación y, a partir de ahí, solo tocaba que apretar y apretar, aunque nuestro coche no fuese, de nuevo, de los más veloces".

El asturiano lamentó perder la tercera posición en beneficio de Williams en el Mundial de constructores, que parece ser lo único que le interesa ya al líder de Maranello. "Volvemos a ser cuartos entre los constructores, pues Williams nos supera ahora por cinco puntos (121 contra 116)".