Llevan todo el invierno filtrando que han invertido mucho dinero, que ya tiene la solución, que han dado con el proceso, que ya tienen el coche para ganar. Son Ferrari. Lo mismo de todos los inviernos, lo mismo de todos los años. Lewis Hamilton ha desmontado todas las bravuconadas invernales de Maranello a las primeras de cambio, con una pole incontestable. Eso si, como se esperaba, Sebastian Vettel ha alcanzado la primera fila por dos motivos. Mercedes no mostrará todo su potencia hasta el cuarto gran premio de la temporada y Valtteri Bottas, el sustituto de Nico Rosberg, no está entre los seis mejores pilotos de la parrilla.

Kimi Raikkonen (Ferrari) ocupará la segunda fila junto a Max Verstappen (Red Bull-Renault). También se preveía que Red Bull estuviera en esta segunda fila, aunque la sorpresa fue que Daniel Ricciardo sufriera un accidente cuando buscaba esa primera línea. Perdió el coche del tren trasero en la zona más rápida. “Son coches más difíciles de conducir”, confirma Carlos Sainz (Toro Rosso) autor de una fenomenal octava posición, por delante de su compañero Daniil Kvyat. "Son muy sensibles a los cambios de temperatura en la pista, al viento, y es fácil cometer un error”, aseguró el madrileño, muy satisfecho con su rendimiento, pero un poco mosca con el coche: “Tenemos que analizar por qué los demás han mejorado más que nosotros del viernes al sábado”.

Fernando Alonso (McLaren-Honda), que pasó el primer corte, cayó en la Q2 y partirá desde la 13º posición, lo que le provocó, después de tanta preparación e ilusión, una enorme decepción, confirmando que el motor Honda que empieza el Mundial en Melbourne no está a la altura de lo esperado. La firma japonesa promete un gran propulsor para el mes de mayo.