Las sensaciones eran buenas desde que el miércoles aterrizó en Italia. Desde su llegada percibió el cariño de un país que le espera para resucitar a Ferrari el próximo año. Y, sobre todo, desde los entrenamientos libres, Carlos Sainz (McLaren) encontró el reglaje para sentirse en comunión con el coche. Siempre estuvo entre los mejores durante las sesiones del viernes, fue segundo en los terceros libres de la mañana del sábado, y se olvidó de rebufos e historias durante la crono para buscar el mejor rendimiento e igualar la mejor clasificación de su carrera, la del Gran Premio de Estiria de este año.

EN BUSCA DEL PODIO

Esa había sido la segunda carrera en Austria de esta temporada, con una clasificación sobre mojado. Esta vez fue en seco, en Monza, en el templo de la velocidad, sin rebufos incluso le cedió la aspiración a su compañero Lando Norris. Me he sentido muy fuerte desde la Q-1, reconoció el madrileño. Conseguí pasar la Q-1 gastando solo en juego de gomas y eso fue fundamental. Luego en el primer intento en la Q-3 hice un tiempo de 1.19.6 y supe que me serviría para ser quinto. Así que en el segundo intento arriesgué y estoy aún temblando por la librada en Desmo. Luego tuve que arriesgar en Ascari y la Parabólica pero lo consegui, concluyó el madrileño, que luchará por el segundo podio de su carrera en una gran lucha contra los Red Bull, Renault y Racing Point.

Sainz se centró en sí mismo, y acertó. Otros, no. Con 15 de los 20 coches de la parrilla buscando un rebufo en el intento definitivo para pasar a la Q-2, el lío estaba servido. Los comisarios ya habían anulado tiempos por sobrepasar los límites de la cueva 11, la Parabólica, la más famosa de las curvas de Monza, una versión plana de la mítica curva peraltada en la que hoy hace 50 años perdió la vida Jochen Rindt, el único campeón mundial póstumo de la F-1. Pero con los coches más modestos buscando la aspiración llegaron los malentendidos: adelantamientos que no tocaban, y coches más rápidos que buscaban el rebufo de otros más lentos con muchas posibilidades de accidente. O lo que es lo mismo, algunos se aprovecharon de los rebufos en la recta principal y luego intentaron adelantar un lío fenomenal para una clasificación.

DESASTRE DE FERRARI

No sé por qué los Alfa han intentado adelantar, se quejo entre insultos Sebastian Vettel por radio. El alemán tiró parte de su cinturón al llegar al box, se bajó del coche, y se fue a por los pilotos de Alfa. No tenía razón. Lo único que exteriorizó fue la frustración de quedarse en la Q-1, con los cuatro peores, mientras su compañero era décimo. El Ferrari va mal, y Vettel lo empeora. Solo ha podido pasar a la Q-3 en tres ocasiones este año. Pero el de Monza fue su primer gatillazo en la Q-1, junto a los Williams, el Haas de Romain Grosjean, y el Alfa de Giovinazzi. Charles Leclerc nadó algo más, para morir en la segunda orilla, la de la Q-2, para firmar un decimotercero Mejor que no haya público en las gradas de Monza para ver esta debacle de Ferrari.

En la otra parte de la parrilla, en la punta, se situaron los Mercedes una vez más, como si la obligación de utilizar un solo mapa motor no les hubiera afectado en absoluto. De hecho, Lewis Hamilton aventajó en ocho décimas al primer no Mercedes, el McLaren de Carlos Sainz. El 1.19.887 supone un nuevo récord para Monza, para el templo de la velocidad. No ha estado mal. El rendimiento del equipo ha sido genial, aunque no ha sido lo más fácil explicó el chico de Stevenage. Hice algunos cambios justo antes de la clasificación, no estaba seguro, pero ha salido bien, aunque Valtteri ha estado muy cerca siempre. La clave ha sido hacer vueltas limpias",