Este lunes cumple 103 años Olivia de Havilland, la única actriz viva del viejo Hollywood. El actor Kirk Douglas tendrá la misma edad el próximo diciembre. Cuando este debutaba en 1946, De Havilland ya había protagonizado 30 películas y era la compañera habitual de Errol Flynn en las exitosas producciones Warner de la década de los 30. Esta fue la época más fructífera de la actriz, formando pareja con Flynn en películas realizadas, en la mayoría de los casos, por Michael Curtiz: El capitán Blood, La carga de la Brigada Ligera, Robin de los bosques, Dodge: ciudad sin ley, Camino de Santa Fe y Murieron con las botas puestas.

Los hermanos Warner encontraron un filón en la pareja Flynn-De Havilland, con interpretaciones más extravertidas en el caso del actor, más frágiles en el de la actriz. A diferencia de lo que pueda parecer, De Havilland no representó en estos títulos el reposo del guerrero. Su Marian en Robin de los bosques es proactiva, y la esposa del nihilista general Custer que interpretó en Murieron con las botas puestas procura siempre una nota de cordura.

HERMANAS ENFRENTADAS

Es importante destacar esto porque De Havilland arrastró fama de actriz de personajes sumisos. Su rostro calmado y su estilo tan pausado jugaron a veces en su contra. Y en algunos casos fue devorada por la fuerza centrífuga de sus compañeros de reparto. De Lo que el viento se llevó todo el mundo recuerda a Vivien Leigh luchando contra las adversidades, pero De Havilland bordó el papel de la bondadosa Melanie, la prima y prometida del hombre que ama la fogosa Scarlett.

Estuvo siempre más dotada para el drama que para la comedia, como demuestran La heredera, adaptación de la obra de Henry James por la que consiguió en 1950 su segundo Óscar. El primero lo ganó tres años antes por Vida íntima de Julia Norris, otro gran trabajo: encarna a una mujer que durante la primera guerra mundial queda embarazada tras pasar una noche con un piloto, este fallece en combate y ella decide dar su hijo en adopción para evitar el escándalo.

De familia británica, De Havilland nació en 1916, en Tokio; su padre, Walter De Havilland, ejercía de abogado en la capital japonesa. Su salud era tan delicada como los personajes que interpretó, así que al poco tiempo se trasladó a Estados Unidos con su madre, la actriz Lillian Fontaine, y con su hermana nacida en 1917, Joan De Havilland, que también triunfaría en Hollywood adoptando el apellido de su madre: Joan Fontaine.

HERMANAS ENFRENTADAS

La protagonista de Rebeca eclipsó a su hermana en determinadas etapas de la carrera de ambas, muy parecidas en todo: debutaron las dos en 1935, estuvieron activas hasta finales de los años 80, Fontaine intervino en 70 producciones, y De Havilland en 61. Nunca coincidieron en una misma película. El motivo es bien simple: se llevaban fatal. Se ha especulado sobre si eran problemas surgidos en la infancia o si se trató de celos profesionales. En los años 30 fue De Havilland quien eclipsó totalmente a Fontaine. Falleció en el 2013 sin la esperada reconciliación.

El último filme importante protagonizado por De Havilland fue un duelo con Bette Davis cuando Hollywood ya las había apartado: Canción de cuna para un cadáver, de 1964, repitió con éxito la fórmula de ¿Qué fue de Baby Jane?. Un exitoso recorrdio que hacen de la actriz, de 103 años, no solo una estrella de Hollywood, sino una leyenda viva.