Ivanka Trump, de 36 años, y su marido, Jared Kushner, de 37, ganaron cerca de 200 millones de euros el año pasado según la CNN. La hija del presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, ganó 47 millones de euros y Kushner 148 millones. El matrimonio se ha convertido en uno de los más poderosos del mundo, también como asesores presidenciales en la Casa Blanca.

Ivanka obtiene buena parte de sus ingresos gracias a su participación en el Trump International Hotel. Este establecimiento, inaugurado durante la campaña electoral, es utilizado por diplomáticos, lobistas y gobiernos extranjeros para congraciarse con el presidente. Algunos medios aseguran que alojarse allí es también un lugar seguro para encontrarse en la barra del bar con los colaboradores de Trump, sin peligro de ser vistos por periodistas, a los que se les prohíbe la entrada. Por otro lado, Kushner ha conseguido esos números gracias al complejo de apartamentos Quail Ridge, que compró en Nueva Jersey, en el 2017.

Aunque lo verdaderamente curioso es que casi 70 millones tienen su origen en actividades que no están relacionadas con la Casa Blanca, porque ya trabajaban para la Administración antes de la investidura de Donald Trump, según The Washington Post.

Una estimación realizada por dicho periódico a partir de los datos que la propia pareja ha hecho públicos afirma que durante el año 2017 los activos de Kushner alcanzaron un valor de entre 179 y 735 millones de dólares, mientras que los de Trump valían entre 55,3 y 75,6 millones. Ahora bien, algunos de estos activos fueron registrados de manera conjunta.

Y muy probablemente, otra serie de participaciones o de dinero ni siquiera se conocen porque la pareja no los ha dado a conocer. Y es que tan solo han cumplido con las reglas que marca la Oficia de Ética Gubernamental al respecto. Tal y como detalló a dicho diario Peter Mirijanian, un portavoz del Consejo Ético de Abbe Lowell, Kushner y Trump, con los datos que han aportado resulta difícil conocer su patrimonio neto, a pesar de que ambos son asesores presidenciales y que han cumplido con las reglas de dicha Oficina de Ética.

Por último, el papel de Kushner como enviado especial en Oriente Próximo también ha despertado recelos por los créditos que Catar o Emiratos Árabes Unidos hicieron a sus empresas familiares.