El mismo día de la muerte, a los 91 años, del carismático Hugh Hefner, el fundador de Playboy, se hacían ya apuestas en Los Ángeles sobre el tiempo que le sobreviviría su célebre revista con las conejitas. Ahora, poco más de tres meses después, se anuncia ya el cierre de la edición impresa, dada la caída de las ventas. Lo que sobrevivirá es la marca, con su mítico logo, que se comercializará en casinos y clubes de todo el mundo, y sus artículos franquiciados, que es donde los números no están en rojo.

Los dueños del grupo de medios que edita Playboy se disponen para acabar a lo largo de este 2018 con la edición impresa de la revista para adultos. «No estoy seguro de que el papel sea la mejor vía necesaria para comunicarnos con nuestros consumidores de aquí en adelante», aseguraba Ben Kohn, el accionista de referencia en la compañía que edita Playboy, en una entrevista publicada esta semana en el The Wall Street Journal. Es el principio del fin.

Hugh Hefner, que descansa como era su voluntad junto a los restos de Marilyn Monroe, fundó la cabecera el año 1953. Desde entonces y gracias a sus audaces sesiones de fotos, la publicación revolucionó el erotismo en Estados Unidos (y en el mundo). Tuvo su mejor momento en los años 70, cuando lograba colocar en los quioscos más de siete millones de ejemplares gracias a sus desnudos en portada. La irrupción de Internet dejó tocada a la revista erótica líder del mercado, en lid permanente con Penthouse. De hecho tuvo que dar un giro y ampliar sus contenidos a otros muchos ámbitos, incluida la política. Actualmente la edición americana ronda los 474.000 ejemplares.

DESNUDOS EN PORTADA / Playboy renunció incluso hace un par de años a incluir fotos de desnudos en sus páginas. Pero Cooper Hefner, hijo del fundador, consideró que eliminar por completo lo que fue su ADN fue un error y por eso decidió la pasada primavera volver a las raíces. En su lugar eliminó de la cabecera de la revista la mención «entretenimiento para hombres».

Pero ni aún así se ha podido reflotar la publicación. «Históricamente se justificaban las pérdidas que generaba la revista por su valor de mercado, pero llegó el momento de pensar de otra manera», ha asegurado Ben Kohn, accionista del gestor de fondos que salió al rescate de Playboy hace siete años, con una inversión de 207 millones de dólares.

NO ES RENTABLE / La idea era usar esa inyección de dinero para expandir la marca, una de las más reconocidas del mundo, a nivel internacional. Hefner pactó también que la revista seguiría publicándose mientras él siguiera vivo. Así que su desaparición ha abierto la veda para desmantelar un negocio que hace tiempo dejó de ser rentable para el grupo. Kohn tiene ahora este año por delante para hacerse con la participación del 35% del fundador, en manos de sus herederos.

La idea es lograr lo que llama «Mundo de Playboy», que busca bautizar con el nombre de Playboy clubes y casinos por todo el mundo. De hecho, la sede social dejaría Beberly Hills, donde estaba la célebre mansión Playboy, para trasladarse a Las Vegas. La marca Playboy llegaría para quedarse. Pero será a lo largo de este 2018 cuando definitivamente se verá.