A sus 68 años, el diseñador y empresario orensano Adolfo Domínguez ha visto culminado uno de sus sueños. «Me gustaría dejar escritas 700 páginas, que ya las tengo, bonitas, que comuniquen con alguien en cualquier espacio y tiempo», decía en sus entrevistas. Pues bien, esas páginas ya son de los lectores. Son las de Juan Griego, un tomo en verso libre que reescribe y amplía la novela homónima que publicó en 1992, recosida y vestida de nuevo hasta convertirse en lo que él llama un «poema épico en tono menor».

Un trabajo que no tiene nada que ver con el típico libro escrito por personaje famoso (o su negro) y cuya puesta de largo fue hace unos días en Madrid, precisamente en una de las tiendas de ropa que lleva su nombre, junto a su editora Susana Prieto.

El tomo ha visto la luz en una pequeña editorial independiente, Defausta, especializada en literatura moderna traducida. Y no está centrado en la moda, aunque rezume ese estilo minimalista, austero, esencial, por el que se conoce su ropa. «Vivo y escribo con lentitud», asegura el autor, que vertebra esta historia a base de muchos diálogos, frases cortas y raquíticas descripciones.

La ambiciosa propuesta -«rompedora, inabarcable, violenta, profunda», en adjetivos de la editorial- narra la odisea de un oficial de la Armada en la Argentina de finales de los 70, los años de plomo de la dictadura. «Escogí este país porque hay pocos ejemplos en el mundo de una decadencia más rápida», contó este gallego menudo y de cejas pobladas.

La palabra odisea es pertinente porque hace referencia a uno de sus libros de cabecera, que devoró en la adolescencia, cuando fue bibliotecario en un internado. También al homérico esfuerzo que ha hecho escribiendo y borrando, en sus horas libres durante 25 años.

Shakespare, delibes... / Y a todo lo que ha intentado abordar en estas palabras para «ahondar en el ser humano». «Escribo para entender la realidad que me rodea, para aclararme», asegura este admirador de Shakespeare, Tolstói, Delibes, Scott Fitzgerald y San Juan de la Cruz.

Para que todas sus reflexiones y pensamientos «políticos, económicos, físicos» fluyeran con la acción ha necesitado más de un año de edición, en los que, junto con su editora y una de sus tres hijas, Tiziana, ha liberado mucho metraje. «Es que ellas entraron a hachazos en la novela», bromeaba Domínguez, hombre desafecto a la vanidad y que ya no está encima del negocio textil.

Adolfo Domínguez fue el primer modisto español en salir a Bolsa, en vender fuera del país y en lanzar una fragancia con su nombre, pero la firma ha estado a punto de quebrar varias veces. Está al frente su hija Adriana Domínguez, que llevaba un año dirigiendo la compañía antes de convertirse, en mayo, en consejera delegada de una empresa cuyos inicios están en una sastrería de Orense hace 50 años.

La empresa ha reducido pérdidas tras cerrar tiendas en todo el territorio español, ha unificado las tres marcas -U, A+D y Adolfo Domínguez- en una sola y ha despedido más de un centenar de personas.

También Adriana está detrás de la nueva campaña de márketing. Si su padre fue el artífice de La arruga es bella, ahora la nueva frase de Adolfo Domínguez es Sé más viejo, y llama a la sociedad a reflexionar sobre la elección a la hora de comprar, a hacer valer el estilo y la calidad frente a lo efímero.