Han pasado cuatro años desde su último álbum de estudio, Sirope y ahora Alejandro Sanz (Madrid, 1968) regresa con #ElDisco dispuesto a reivindicar su trono como rey del pop español. En esta ocasión nos ofrece un abanico de estilos que nos llevan desde la balada desgarradora hasta los ritmos urbanos de última generación. Un eclecticismo que maneja a la perfección sin perder nunca su identidad en un momento en el que incluso los grandes artistas están obligados a reinventarse constantemente para no perder el tren de los nuevos tiempos. Alejandro Sanz pasará por Barcelona (RCDE Stadium) para presentar sus nuevas canciones el próximo 8 de junio en un concierto que tiene ya las entradas agotadas.

El título de #ElDisco parece un tanto totémico...

Parece un poco pretencioso, pero nada más lejos de la realidad. Quería llamarlo así porque simboliza el objeto. Toda la vida se le ha llamado el disco, y ahora probablemente ese término desaparezca y se convierta en un fósil.

¿Es cierto que este será el último disco que publicará en formato físico?

No es que vaya a dejar de publicar, pero creo que el formato cedé está en vías de extinción. Le veo más futuro al vinilo como objeto fetiche, pero lo demás, terminará desapareciendo.

¿Siente nostalgia de los viejos tiempos de la industria discográfica?

Creo que ser nostálgico es una pérdida de tiempo. Y también una pérdida de oportunidades. A la gente de mi generación le ha tocado vivir a caballo entre las eras analógica y la digital. Esa transición ha podido ser más complicada para los que no hemos nacido con esa tecnología y esa forma de entender la comunicación cultural. Pero se ha hecho, y ya está. La parte buena es que se consume más música que nunca. No de la forma que quizá me gustaría, pero todas las épocas tienen sus pros y sus contras. También ha pasado con el cine, se ha cambiado la forma de consumo, ya no hay colas como cuando se estrenaba ET, ahora se necesita más contenido y eso abre la oportunidad para los creadores.

¿Sobre qué temas quería hablar en este nuevo trabajo?

A veces la temática surge casi por generación espontánea, según escribes vas recurriendo a cosas que tienes por dentro. En esta ocasión trato mucho el tema del tiempo, la importancia de relativizar todo lo demás, porque lo único que tenemos de verdad es el tiempo. Canciones como Este segundo o No tengo nada, hablan sobre esa cuestión.

¿Hay alguna cosa que haya probado por primera vez en esta ocasión?

La música siempre te da la oportunidad de descubrirte cosas nuevas. Intento en cada producción tener un método diferente. En Sirope empecé a componer a partir de las bases rítmicas, y en esta ocasión lo he hecho a partir de las melodías. Mi método es no tener método y de esa manera consigo resultados distintos. Si siempre utilizas la misma forma de componer, probablemente obtengas los mismos resultados.

Ha contado con varios artistas para colaborar en algunos de los temas...

Cada uno me ha aportado algo distinto. Residente es una de las plumas más interesantes dentro del mundo urbano y me encantan las letras rapeadas que escribe. Camila Cabello tiene un talento arrollador y las cosas muy claras y con Nicky Jam quería homenajear a Celia Cruz en el tema Back in the City. Aunque el mayor descubrimiento ha sido Judit Neddermann. Me encantó hacer una versión con ella en castellano y catalán. Las dos letras casan tan bien en los dos idiomas que me parece un abrazo precioso dentro del disco.

¿Qué le aportan las nuevas generaciones de músicos?

Te ponen las pilas. Es muy motivador porque ves a gente que está haciendo cosas interesantes. Al final es lo que mantiene viva la música, esa mezcla entre la experiencia y la novedad, lo viejo y lo nuevo, las raíces y lo efervescente y burbujeante.

¿Para usted, las redes sociales, son una buena herramienta o un arma de doble filo?

Creo que a veces nos las tomamos demasiado en serio. Hay que utilizarlas sin complejos, teniendo en cuenta que la gente tiene la fea costumbre de que le gusta que le respeten y eso a veces provoca un poco de confusión. Son una herramienta fantástica para acercarte a la gente, a los fans de una manera más directa, es una fuente de comunicación bidireccional. Pero creo que, si Mahatma Gandhi se hubiera abierto una cuenta, también se meterían con él, porque en las redes se vuelca todo lo bueno y todo lo malo. Son como cuando vas en coche y alguien te adelanta y le insultas, y si te lo encuentras de frente le abres la puerta y lo dejas pasar.

¿Qué espera de las próximas elecciones?

Que los candidatos hablasen más de lo que van a hacer, y no de lo mal que lo hacen los demás.

¿Qué le parece que hayan acusado a algunas de sus letras del pasado de contener mensajes sexistas?

Creo que nos hemos vuelto un poco locos. Hay mucho trabajo que hacer en materia de igualdad, y por supuesto, aquí tienen un socio, un aliado y un cómplice. Obviamente si nos ponemos a revisar todo lo que se dice en una canción, nos quedaríamos con muy pocas. Y deberíamos empezar a quemar libros como El Quijote. No hay que perderse en los detalles y sí hacer el esfuerzo, a partir de ahora, de intentar que las letras no ofendan a nadie, pero no creo que el problema de la igualdad esté en mis canciones, sinceramente.

¿Piensa que cada vez se está tendiendo más hacia el puritanismo?

A este paso nos vamos a convertir en una sociedad aburrida, insoportable, intransigente. Y es como darle la vuelta, te conviertes en el verdugo cuando en realidad lo que quieres es salvar a la víctima.