El príncipe Andrés y su exmujer y mejor amiga Sarah Ferguson no levantan cabeza. Ahora han sido demandados por un deuda contraida hace unos meses con el antiguo propietario del chalet que compraron en la estación Suiza de Verbier hace seis años y donde han pasado muchos inviernos esquiando. Lo cuenta el diario suizo 'Le Temps'.

El duque de York y Fergie adquirieron este chalet de madera típicamente alpino y con preciosas vistas por 13 millones de libras, unos 15 millones de euros. Las condiciones de pago implicaban que la pareja tenía que pagar unos cinco millones antes del 31 de diciembre del año pasado, cosa que no sucedió. Al parecer, Andrés y Sarah tenían intención de vender la casa y así poder sufragar la cantidad que les quedaba por pagar, pero su oferta no ha tenido el éxito esperado, por lo que no la casa les está suponiendo un verdadero dolor de cabeza.

La deuda de cinco millones de libras ha aumentado estos meses, generando otros 1,7 millones de intereses. Así que el príncipe Andrés y Sarah Ferguson tendrán que responder ante la justicia por una deuda de 7,5 millones de euros, tal y como ha confirmado un portavoz del duque de York, sin dar más detalles del proceso, puesto que están sujetos a un acuerdo de confidencialidad.

Caso Epstein

Buckingham, por su parte, no ha querido hacer comentarios puesto que desde noviembre del año pasado, Andrés, tercer hijo de Isabel II, no pertenece de forma oficial a la Casa Real, después de conocerse su vinculación con el depredaror sexual Jeffrey Epstein. De hecho, hay que recordar que esto puede quedar en una anécdota comparado con otro proceso judicial al que podría enfrentarse el príncipe Andrés, ya que desde hace unos meses el FBI lleva solicitando su colaboración para la investigación del caso Epstein, que prometió cuando anunció su dimisión.

Andrés no ha cumplido su promesa. El pasado marzo, el fiscal que lleva el proceso anunció públicamente que se había negado a cooperar y que el FBI estaba valorando las diferentes opciones que tenía para poder contar con su testimonio. A sus 60 años, el príncipe 'apestado' tras su polémica entrevista en la BBC, en la que no solo no mostró simpatía hacia las víctimas de su amigo, sino que además presentó versiones contradictorias de los hechos, no cuenta tampoco con el soporte económico de muchas grandes empresas británicas que rompieron todo vículo contractual con él.