Como dice la canción de Queen, el show debe continuar. Y en Victoria’s Secret saben cómo mantener el ritmo de sus espectáculos. Aunque las ventas no les sonrían, con caídas de hasta el 50%, sus ángeles no dejan de exhibir anatomía, sonrisas y besos a cámara. El desfile del jueves era el del repliegue de la marca norteamericana, el de su regreso a la ciudad de los rascacielos tras los altos vuelos de Londres, París y Shangái, desoyendo críticas por la cosificación del cuerpo femenino y manteniendo su negativa a mostrar modelos de tallas grandes.

El vuelo de este año fue rasante, sin sobresaltos, con un total de 90 salidas divididas en seis partes. Son muchas para un desfile habitual, pero esto es un espectáculo milimétricamente orquestado para brillar en televisión -se emitirá el 2 de diciembre, aunque en España todavía no se sabe en qué canal-. Un pase de lencería que cada año siguen más de 800 millones de personas en 190 países y que, según la edición estadounidense de la revista Harper’s Bazaar, cuesta alrededor de 12 millones de dólares (10,6 millones de euros). Se han de vender muchas bragas y sujetadores para alcanzar esa cifra.

Pero vayamos con las chicas que desfilaron en el muelle 94, al oeste de Manhattan. Si el año pasado China prohibió la entrada a Gigi Hadid por un problema de visado, esta vez la top jugaba en casa y se desquitó desplegando en una de sus apariciones unas enormes telas con efectos geométricos junto a su hermana Bella Hadid y Kendall Jenner. Tal y como se había anunciado ampliamente, el fantasy bra lo lució la rubia modelo sueca Elsa Hosk.

El desfile fue también un homenaje a la brasileña Adriana Lima, que a sus 37 años plegaba las alas tras 20 años con la firma. Algo esperado, sobre todo después de asegurar: «No volveré a quitarme la ropa por una causa vacía». La top de Salvador de Bahía soltó unas lágrimas en su adiós.

También defendieron con soltura y alas blancas y doradas y diminutos conjuntos Toni Garrn, Barbara Palvin y Sara Sampaio. Regresó Behati Prinsloo tras dos años de ausencia por su maternidad. Se vieron varias modelos negras y asiáticas. Y tuvo su momento de gloria también la canadiense Winnie Harlow, la top con vitíligo que debuta con la marca y a la que hemos visto en las principales pasarelas y en un numerosas campañas publicitarias.

LAS NOVATAS / Tras el éxodo masivo de muchas modelos veteranas en esta pasarela, hubo también muchas incorporaciones, como la debutante Duckie Thot (australiana, hija de refugiados sursudaneses), que aseguró que su llegada y la de muchas otras novatas distintas a la norma clásica probablemente no sea suficientes, pero supone un cambio para la industria. En este sentido, otro de los gestos muy aplaudido en las redes fue que en el backstage del desfile se pudiera fotografiar a las modelos antes de pasar por maquillaje y lo naturales que lucieron sus peinados.

El apartado musical lo cubrió la cantante, compositora y actriz británica Rita Ora, junto a la que caía el agua en forma de cascada, y el canadiense Shawn Mendes. Y el jarro de agua fría fue para el tan publicitado fantasy bra. La firma asegura que el precio de la pieza, confeccionado con más de 2.100 diamantes de Swarovski, asciende al millón de dólares, pero el portal Page Six consultó con un experto en piedras preciosas y parece que el coste de la pieza está inflado. La razón es sencilla. «En el pasado eran naturales, pero esta vez son diamantes sintéticos, con un valor inferior. Si son unos 800 dólares por quilate, su valor sería de unos 56.800 dólares, mano de obra aparte.