El tráiler de la próxima película de Quentin Tarantino, como diría la gurú del bienestar Marie Kondo, «desprende alegría». Se supone que Once upon a time in Hollywood desembocará en el terrible asesinato de Sharon Tate a manos de la familia Manson, pero en el radiante primer avance todo es muy festivo.

El actor encarnado por Leonardo DiCaprio baila con chicas en televisión; el doble en una serie wéstern del anterior, el personaje de Brad Pitt, se deja adiestrar por Bruce Lee en las artes marciales; Margot Robbie, como Tate, baila y salta contra fondos psicodélicos, hay chicas hippies sonrientes, preciosas marquesinas de neón… Y Los Bravos ponen la contagiosa música.

Así es: si ese primer teaser desprende tanta alegría, es sobre todo por el bajo letal de Bring a little lovin, emblemático single de la banda pop española de los 60 liderada por Mike Kennedy (entonces Michael Kogel), berlinés ahora afincado en Vitoria.

la incógnita / Alguien debería preguntar a Tarantino, que escoge personalmente la mayoría de las canciones de sus cintas, cómo llego hasta esta pieza; si ensuciándose los dedos en cubetas o por ¡Dame un poco de amooor…!, comedia híbrido de animación e imagen real a la que dio título. En ella, el director José María Forqué asumía los modos del Richard Lester de Los Beatles y José Luis Coll era un Fu Manchú de andar por casa. ¿La vio Tarantino?

La canción de Los Bravos alcanzó la posición 51 en junio del 1968 en el Billboard Hot 100 de EEUU. Fue su tercer gran éxito en el país tras Black is black (1966) y Going nowhere (1966).

Bring a little lovin era una composición de Harry Vanda y George Young, del grupo beat The Easybeats (los hombres de Friday on my mind, versionada por David Bowie en Pin ups) y después Flash and The Pan. Los mismos que compusieron el clásico disco de 1977 Love is in the air de John Paul Young (que no era familia del segundo). Vanda y Young regrabaron Bring a little lovin para la versión australiana del disco de Easybeats Vigil (1968), y un cuarto de siglo después fue, sorprendentemente, Ricky Martin quien la recuperó en castellano como Dime que me quieres, uno de los singles extraídos de su debut de 1991.

Tarantino ya se ha apoyado en música española o de influencia española en otras ocasiones. La banda sonora de Kill Bill: Vol. 2 incluía la mismísima Tu mirá de Lole y Manuel. Y en la primera parte del famoso díptico de venganza, la guitarra española y las palmas del remake disco del clásico de los Animals Don’t let me be misunderstood por los franceses Santa Esmeralda ilustraban el duelo en la nieve entre Kiddo y O-Ren.

Para Tarantino una canción no es un simple condimento, sino una parte fundamental y seminal de sus películas. En el libreto que acompaña a The Tarantino connection, el recopilatorio de canciones incluidas en sus largos, explica: «Una de las cosas que hago cuando empiezo una película, la escribo o tengo la idea para alguna, es recorrer mi colección de discos y empezar a poner canciones tratando de buscar la personalidad del filme, su espíritu».