Es la otra boda. Seis meses después del enlace del príncipe Enrique y Meghan Markle, Eugenia, de 28 años, hija menor de Sara Ferguson y Andrés, duque de York, se casa mañana en Windsor con el marchante de tequila Jack Brooksbank. Un delirante despliegue de fastos, que compite con el de su primo. El padre de la novia ha insistido en que la niña no se prive de nada. Si los presentes en mayo a la ceremonia en la capilla de St. George fueron 600, en esta ocasión se han cursado 850 invitaciones, aunque el templo no tiene capacidad para acoger a todos ellos.

Los recién casados ofrecerán una recepción a 1.200 miembros del público en los jardines del castillo y pasearán en carruaje para saludar al pueblo congregado en las calles. Pero el alborozo de los súbditos de su Majestad es más bien limitado en esta ocasión. A cuento de qué, se preguntan, deben pagar la desmesurada factura por las nupcias de una de las nietas más impopulares de Isabel II, novena en la línea de sucesión al trono.

Los festejos durarán dos días y aunque las familias de los contrayentes correrán con los gastos, garantizar la seguridad del evento le costará dos millones de libras a los contribuyentes. «Es realmente un ultraje que cuando tenemos gente durmiendo en la calle y atenazada por la pobreza, esa gente se esté permitiendo tal nivel de ostentación», clama el laborista Chris Williamson.

Nada es suficiente para Eugenia. La Reina presidirá una recepción en honor de su nieta en el castillo tras la ceremonia, que será transmitida en directo por el canal comercial de televisión ITV. La BBC dijo «no, thanks», y declinó prudentemente la propuesta del duque de York. El sábado habrá un champagne evening party para 400 invitados, que incluirá una feria con tenderetes en el jardín del Royal Lodge, la residencia de campo del duque.

La mansión de 30 habitaciones, propiedad de la Corona, estuvo asignada en su día a la reina madre, pero desde el 2004 la ocupa Andrés. A pesar de estar divorciados desde 1996, Sara Ferguson se instaló en ella hasta el 2015 y aún conserva una habitación, aunque ahora su residencia oficial está en Suiza. El duque de York se trasladó al Lodge después de vender su casa, regalo de la Reina, a un multimillonario, en una operación que dio que hablar. Los contactos y negocios del hijo de Isabel II han provocado más de un escándalo. Los de Sara también. Fergie fue pillada in fraganti en un vídeo reclamando medio millón de libras a un falso jeque, por concertar un encuentro con su exmarido. La pareja se entiende muy bien y ha criado a sus hijas en el mismo frívolo tren de vida del que disfrutan. Eugenia y su hermana mayor, Beatriz, siempre han vivido en residencias reales. Durante una década compartieron apartamento en el palacio de Saint James. Tras anunciar su compromiso en febrero, la novia y su prometido se mudaron al Ivy Cottage, en el recinto del Palacio de Kensington.

Beatriz vive ahora en Nueva York, donde trabaja al parecer en una firma de tecnología. Eugenia es directora asociada de una galería de arte en Londres, pero su horario debe ser bastante flexible. En una entrevista a la revista Vogue de agosto se quejaba, sin embargo, de lo difícil que es para ella y su hermana conjugar trabajo y unos compromisos reales casi inexistentes. «Somos jóvenes tratando de construir nuestras carreras y tener nuestras vidas personales y también somos princesas y hacemos todo ante los ojos del público». De acuerdo con la periodista Antonia Hoyle, su padre habría pedido a la Reina que se asignaran a sus hijas tareas reales oficiales. Eso les permitiría cobrar una renta del erario público, pero su petición fue denegada. Andrés cree que se las ha relegado mientras Guillermo, Enrique y sus respectivas esposas cobran mayor protagonismo.

Eugenia y Beatriz están muy unidas a su madre. Con ella comparten fiestas y vacaciones de lujo. En las redes sociales aparecen continuamente en yates de billonarios, los clubs privados de Mayfair o esquiando con celebridades. En la estación de esquí Verbier, donde Fergie tiene su casa, conoció Eugenia a su futuro marido. Brooksbank, de 31 años, era el antiguo mánager de Mahiki, el garito predilecto de Guillermo, Catalina y Enrique cuando eran jóvenes, solteros y aves nocturnas a tiro de los paparazis.