Brigitte Macron ha concedido su primera entrevista a la edición francesa de la revista 'Elle' tras su llegada al Elíseo. Y lo hace en medio de la polémica sobre su auténtico estatus oficial y tras las críticas por la estricta política de comunicación impuesta por su marido, el presidente Emmanuel Macron.

Cuando se han rebasado los primeros 100 días de Gobierno y después de que se hayan recogido 300.000 firmas para evitar que Brigitte tenga un papel activo en el Gobierno de la República, Brigitte se refiere a este asunto midiendo cada una de sus palabras: "Como otras mujeres antes que yo, voy a tener un rol público, que no será remunerado, pero el pueblo francés sabrá qué recursos están a mi disposición. Y eso no se hará por ley sino a través de una carta de transparencia. Vamos a publicar en breve todas mis reuniones y los comités de trabajo de los que forme parte en la página de la presidencia para que el pueblo francés sepa exactamente lo que estoy haciendo. Lo que es importante es que seamos claros", explica.

Y es que Brigitte Macron ha dejado claro desde el principio que no es una mujer florero. Se ha codeado con buena parte de sus homólogas en dos cumbres internacionales y ha acompañado a su esposo, socioliberal y europeísta, en todas las citas protocolarias importantes.

De hecho, tiene instalada su oficina en el salón Fougères, en la planta baja del Elíseo, en el mismo suntuoso espacio en el que instalaron sus oficinas otras primeras damas como la efímera Cecilia Sarkozy, Carla Bruni y la periodista Valérie Trierweiler, la última en ocupar ese espacio hasta su separación del socialista François Hollande.

FOTOGRAFIADA POR MARK SELIGER

Birgitte, de 64 años, aparece en la portada del 'Elle' -propiedad del grupo Lagardère, el mismo que edita la revista 'Paris Match'-, fotografiada por el prestigioso fotógrafo Mark Seliger, luciendo unos pantalones tejanos de Yves Saint Laurent y una chaqueta de Dior, muy en su estilo.

En la entrevista, Brigitte sobrevuela algunos aspectos de su vida privada, como que en sus años de colegio la castigaban mucho por ser "una impertinente". Y se define a sí misma como una persona con espíritu "crítico", que nunca ha hecho nada de lo que no estuviera segura.

Una pregunta obligada era la referida a la diferencia de edad con su esposo, que tiene 39 años. "Son más de 20 años, efectivamente. Esa diferencia es así. Yo con arrugas y él, con frescura, pero así son las cosas. El único defecto de Emmanuel es ser más joven que yo. Con Emmanuel siempre me pregunto cuál va a ser la siguiente aventura. Y eso desde hace 20 años", admite divertida.

"Nuestra historia es muy simple", afirma respecto al comienzo de su relación con Macron, aunque reconoce que desde que su marido saltara a la escena política como aspirante a la presidencia de la República, cada vez que lee algo sobre ellos como pareja le parece estar leyendo "la historia de otras personas".

Recordemos que Emmanuel Macron tenía 15 años cuando se conocieron. En esa época, ella era profesora, estaba casada y era madre de tres hijos, Sebastien, Laurence y Tiphaine. Sin embargo, su relación superó todas las complicaciones y en octubre del 2007 se casaron.

DENUNCIA CONTRA UN PAPARAZI

La entrevista aparecida el pasado viernes en 'Elle' llega justo unos días después desde que la pareja presidencial comenzara sus vacaciones en Marsella de forma accidentada, con Emmanuel Macron presentando una demanda contra un paparazi por "acoso y tentativa de intromisión en la intimidad", un gesto con el que el presidente dejaba clara nuevamente su intención de mantener lejos a las cámaras indiscretas. Y una medida curiosa si se tiene en cuenta que ese mismo día, un poco más tarde, el presidente francés se hacía selfis, sonriente y relajado, con los jugadores del Olympique de Marseille, del que es fan.

Y es que la relación del presidente Macron con la prensa se ha enfriado desde que se instaló en el Elíseo. Los medios franceses han denunciado en varias ocasiones los intentos del equipo de comunicación de seleccionar a los periodistas para determinadas coberturas y también se quejan de falta de acceso al presidente, quien ni siquiera accedió a la tradicional entrevista que los mandatarios franceses dan por la fiesta nacional del 14 de julio.