A sus 28 años, Carolina Bang está alcanzando poco a poco la madurez personal y profesional. La actriz tinerfeña se acaba de casar con el director de cine Álex de la Iglesia por la ídem y ha logrado entrar por la puerta grande en 'Ciega a citas', la telenovela de sobremesa de Cuatro. Su personaje de pija venida a menos le ha permitido probar lo que es trabajar en una serie diaria, pero el ritmo no le asusta, porque es una mujer marchosa a la que no le gusta estar parada. Lo único que se le resiste es el difícil mundo del teatro, en el que aún no ha debutado.

-¿Es su personaje en esta serie tan pijo como parece?

-Covadonga es una de las mejores amigas de Natalia (Marta Nieto) de la universidad. Hacía mucho tiempo que no se veían y está pasando por un divorcio bastante traumático. A su marido le acaban de meter en la cárcel por corrupción urbanística. Tiene que salir de Marbella con una mano delante y otra detrás. Está acostumbrada a vivir muy bien porque es una mujer florero que nunca ha trabajado. Choca con Natalia, que es una mujer emprendedora y mucho más fuerte.

-¿Le apetecía volver a la tele después de 'Tierra de lobos'?

-Me apetecía un montón. Además, con una serie diaria, que es muy diferente a una semanal. El ritmo es vertiginoso.

-¿Qué tal el recibimiento?

-Muy bueno. Con los compañeros he tenido una suerte espectacular. Y los directores nos miman mucho. Eso es fundamental, porque pasamos en el plató 12 horas y yo veo a mis compañeros más que a mi familia. O nos llevamos todos bien o puede ser muy duro.

-¿Cómo lleva lo de trabajar en una serie diaria?

-El ritmo es frenético, pero yo lo veo por el lado positivo de que estoy aprendiendo un montón. Ruedas una secuencia en dos tomas y hay que cumplir prácticamente un capítulo diario. De serie diaria solo había hecho 'Los exitosos Pells', pero duró muy poco (seis episodios). Me costó al principio un poco, pero ya me he habituado. Soy bastante cañera trabajando y prefiero estar rodando que esperando. Lo llevo bien.

-Vuelve usted a la comedia después de hacer un papel dramático, de mala, en 'Tierra de lobos'.

-Sí. El personaje de Covadonga es muy agradecido y muy dulce. A mí me cae muy bien, porque, dentro de lo trepa que se vuelve, es una superviviente y todo lo que hace es por buscarse la vida, ya que necesita dinero. Va dejando algún cadáver por el camino, pero con una sonrisa en la boca.

-¿Tiene algo en común con ella?

-No. Es superpija de Marbella y un personaje muy excesivo. No tengo nada que ver con ella.

-¿Se ha inspirado en alguien para construir el personaje?

-En nadie en concreto. Si vas a Marbella, sí que ves este tipo de mujer muy repeinada y maquillada. Lo digo con todos mis respetos.

-Le ha debido de costar poco, porque tenía muchísimas fuentes de inspiración, ¿no?

-Tampoco tantas, pero sí que existe un estereotipo muy definido de esta clase de mujer. Además, al ser una comedia te permite jugar más.

-¿Había trabajado ya con algunos de sus compañeros?

-Con bastantes. En 'Tierra de lobos', en 'Los exitosos Pells', incluso con algunos hice la carrera. Con el equipo técnico también… Es genial, porque cuando te incorporas a una serie en la que no conoces a mucha gente, te sientes como sola. Yo conocía prácticamente a la mitad del equipo.

-¿Le disgustó mucho que se diera carpetazo a 'Tierra de lobos'?

-Me dio muchísima pena, porque era una serie que me encantaba. Yo creo que se merecía otra temporada y, sobre todo, haberle dado un final un poquito más redondo. Como no se sabía si iba a haber otra temporada, quedó un final un poco raro.

-¿Tuvo que hacer 'casting' para conseguir este papel?

-Sí, lo hice con Carmen Utrilla, que es maravillosa y había trabajado con ella más veces. Te lo explica todo muy bien y lo tienes bastante claro para ir a la prueba.

-¿Usted se puede permitir el lujo de rechazar algún proyecto?

-Creo que nadie lo puede hacer. Estoy en un punto de mi carrera en que todo me inquieta y me apetece. Rechazar no es una opción. Tendría que ser algo que me horrorizara.

-Como por ejemplo…

-No sé. Es que ahora en televisión hay un nivel de calidad muy bueno que no tiene nada que ver con el de hace unos años, donde había una distinción entre actores de cine y de televisión. La tele se está poniendo las pilas y a grandes pasos. Antes había cosas de poca calidad, pero ahora el nivel medio es puntero.

-¿No le apetecería en algún momento ser presentadora?

-No sé si lo haría bien. Nunca lo he intentado. Tampoco es que me atraiga la idea. Hombre, si hay que hacerlo se hace, pero no es una cosa que me llame la atención. He presentado premios y galas, aunque no es lo mismo que hacerlo con un programa de televisión. No me termino de ver. Me considero actriz.

-¿Le gustaría hacer teatro?

-Tengo muchas ganas. Es mi asignatura pendiente. Pero ahora no tengo tiempo.

-Parece que el cine le va bien…

-Sí. Ahora estreno dos películas: Dos a la carta y Musarañas. Se estrenan en octubre. La de Musarañas la he producido yo. Ya produje un corto, pero es mi primer largo. Le he cogido el gustillo. Esperemos que no sea la última.