Tras declarar ante un juez, el miércoles, el actor y humoristaDani Mateo aprovechó una entrevista telefónica con Mariola Dinarès, responsable del programa ‘Pop up’ de Catalunya Ràdio, para defender la libertad de expresión, afirmando que el juicio al que están sometidos Gran Wyoming y él mismo es un tema "político", una "campaña del miedo", de imponer la autocensura. Y ante estas amenazas, él no piensa callar.

Dani Mateo explicó que en su comparecencia le habían preguntado si sabía quién había hecho el Valle de los Caídos, su significado y otras "tonterías", y en especial si ellos "tenían intención de ofender a la cruz, como símbolo". Y que le explicaron al juez, "una vez más", que "nuestra intención no era esa, sino criticar el Valle de los Caídos y al cabrón que hay allí dentro. Pero de la cruz no dijimos más; es fea, sin más", dijo.

Porque "el problema no es la cruz, sino lo que hay dentro", añadió: "Este es el problema, lo que hay dentro, debajo de la cruz. Hay alguien a quien no le gusta que se toque [ese tema]. Tú haces una broma sobre el Valle de los Caídos y es igual si te estás burlando de la cruz o de un árbol. Lo que no quieren es que te acerques, porque el Valle de los Caídos es suyo. También hay una España que es suya, y no quieren que te rías de ella. Y ese es el problema más grave. Aquí nadie se cree que me han denunciado a mí, o al programa, por ofensas religiosas. Nosotros hemos recibido cartas de sacerdotes diciendo que eso [la denuncia, el juicio] es una vergüenza. Este es un tema ideológico, político… y lo que les molesta es el programa entero, no este chiste en concreto".

Sobre el lío judicial [cierre y reapertura del caso a instancias de la Audiencia], Mateo indicó que algún posible error de forma o alguno de los trámites ha podido lleva a la reapertura del juicio, porque, en caso contrario, “la conclusión que podríamos extraer de ello es peligrosa, que ni siquiera se respeta la decisión de un juez”.

AVISO A NAVEGANTES

"Yo puedo hacer broma, pero no me hacen ninguna gracia algunas de las cosas que están pasando en este país", insistió el humorista, que fue tajante: "Hay una campaña del miedo. Y cuanto más nos podamos comunicar con la gente, menos serán los esfuerzos para que eso no pase. Hay avisos para que a la gente le tiemble un poco el dedo a la hora de entrar en Twitter, a la hora de salir a un escenario, aparecer en la tele… Es eso de 'eh, que estamos aquí, os estamos vigilando'… Y eso me da mucha rabia.

Cuando Dinarés preguntó si 'El intermedio' había sido denunciado antes, Mateo aclaró: "Es la primera vez en seis o siete años de programa. Es como un termómetro. No estamos en un buen momento, diría yo". Sobre si este proceso les ha condicionado de alguna manera a la hora de hacer el programa, el humorista dijo: "No, espero que no. Porque eso también funciona de una manera muy inconsciente. Influye en los guionistas. Ellos lo saben. Si hay una condena de un año a una chica, Cassandra, por hacer un chiste sobre Carrero Blanco, estoy convencido de que hay gente que, cuando entra en Twitter, antes de hacer un chiste sobre el tema, se lo piensa y lo hace sobre cualquier otra cosa. Y si hacemos eso, ya han ganado”.

AUTOCENSURA Y LIBERTAD DE EXPRESIÓN

Sobre si la idea es autocensurarse, Mateo indicó: "Claro. Yo creo que [la autocensura] es el objetivo final. Que la gente diga, deja, no hace falta hacerlo, por si acaso. ¿Por si acaso? ¿Qué?Estamos hablando de la libertad de expresión. Es un pilar fundamental. Y tú tienes derecho a no escucharme, a no hacerme caso, pero no a que yo no pueda decir lo que pienso o algo que tiene gracia. Y es así como se empieza”.

Luego aclaró: "A mí me paran cada día, pero lo que no haré será callar, porque no he sabido hacerlo nunca. Además, es una responsabilidad nuestra. Si no hacemos uso del derecho a hablar, nos lo quitarán” Pese a todo, Mateo se mostró optimista: "Nos piden de uno a tres años. Es que es muy fuerte. Más que Messi, jajaja. Pero yo soy optimista. Quiero pensar que la libertad de expresión se acaba abriendo camino. Y tampoco es cuestión de tratarnos como mártires con este tema. El problema siempre ha sido el mismo: el Gobierno no quiere que se hable. Y nuestra responsabilidad es que esta parcela de la libertad de expresión, al menos esta, la hemos de defender.”