Han pasado siete días desde que en Puntxsutawney (Pensilvania) la marmota Phil salió de su madriguera y vio su sombra, decretando oficiosamente que el invierno se prolongará seis semanas más. Este jueves, tras un miércoles de toques primaverales, su predicción se ha cumplido en Nueva York en forma de la primera gran nevada de 2017, una tormenta que ha dejado a los niños sin colegio, ha suspendido vuelos y ha ralentizado la vida en la urbe, aunque como de costumbre no la ha detenido. La Semana de la Moda sigue su curso, aunque en los siempre superpoblados desfiles se hayan quedado asientos vacíos, una auténtica rareza. Y en esas circunstancias se ha presentado en el West Side de Manhattan la colección otoño-invierno 2017 de Desigual.

Como en la deliciosa comedia protagonizada por Bill Murray inspirada por el día de la marmota, los bucles temporales se han hecho realidad sobre la pasarela. Porque esta colección de Desigual está planteada como un homenaje a la mujer y a movimientos y subculturas de los años 60, 70 y 80 que van desde la ola liberal californiana hasta la punk de la nueva ola española pasando por el voguing. Y ese popurrí de inspiraciones se plasma en piezas con elementos conocidos: desde los estampados escoceses, animaleso fielmente 'hippies' hasta los cueros y el tejido vaquero.

SALPICADA DE COLORES

Dominada por el negro pero también salpicada de colores, especialmente el rojo, y abierta a líneas azules y verdes, la colección repite también señas de identidad de Desigual, especialmente la de la mezcla. Y con sus pitillos y patas de gallo, sus cortos muy cortos y sus largos muy largos, ofrece un poco de todo. La meta, según ha explicado en el 'backstage' Daniel Pérez, es que cada persona “busque su identidad haciendo sus propias combinaciones”.

Con tanta referencia al pasado, aunque sea tratando de “convertir en mainstream subculturas de las últimas tres décadas”, es un poco difícil no quedar atrapado en el tiempo. Pérez, no obstante, se muestra convencido de que la suya es una marca que “camina y evoluciona” y asegura que “el producto está más conectado a lo que pasa en la calle”.