Pide que el titular se centre en su nuevo libro, Puta no se nace (LoQueNoExiste), que no se vea ensombrecido por sus ocho años en el Sálvame, del que se fue asqueada. O por su posado con la estelada para la portada de Interviú. Así que Karmele Marchante (Tortosa, 1946) llega vestida con lentejuelas azules y con la artillería cargada de titulares como puños.

-Así que se ha echado a las calles para hablar con las putas.

-A las calles de Madrid, a los campos de refugiados de Calais, Dunkerque, de Grecia y Turquía. También viajé a Nigeria. El trabajo de un año muy duro. Y me lo he costeado yo.

-Se iba con termos, zumos, bocadillos, preservativos y lubricantes.

-Con mi coche, a las rotondas, a los polígonos... en pleno invierno. Y allí estaban, dando vueltas, vehículos de alta gama, y ellas, semidesnudas, ofreciéndose. Una mujer, una jaula, una fogata, cuento en un capítulo.

-¿España es un paraíso sexual?

-Es el país europeo que más prostitución consume. De cada 10 varones del Estado español, cuatro compran sexo. Y de estos cuatro, alguno es muy joven. Eso es así.

-¿El porno es la escuela?

-Ni la familia ni la escuela enseñan a relacionarse sexualmente, así que se tiran a internet. ¿Qué han hecho Las manadas? Todas ellas. Una película pornográfica. Han cogido a una chica. La querían sumisa, así que la drogaron, hicieron con ella lo que quisieron y lo grabaron. Se erigieron en protagonistas de lo que consideran su propia hazaña. Han repetido lo que ven en las redes. Por eso estoy en contra de la pornografía. Soy abolicionista.

-Ni la hecha por mujeres.

-Me la cargo porque reproduce los mismos roles, los mismos lenguajes, todo. Yo sé que es difícil. La industria del sexo genera dinero. Es la tercera más importante después del narcotráfico y las armas. Habría que cambiar el orden neoliberal que impera en el mundo. Eso no le veré yo, pero no me impide denunciarlo. Por eso me he metido en este berenjenal. Para darles voz.

-Denuncia que las oenegés en España no la han ayudado nada.

-Por eso me fui con una oenegé inglesa. Las oenegés españolas me han puesto trabas. Tienen unas cuantas supervivientes de la trata que son estupendas y las admiro, pero si antes pertenecían a los tratantes ahora pertenecen a las oenegés. Y repito, hay que meterse en el fango, aunque sientas impotencia y ganas de llorar por tanta injusticia.

-¿Es cierta esa imagen de una tienda de campaña en un campo de refugiados con dos mujeres dentro por donde iban pasando hasta 50 hombres a cinco euros cada uno?

-Como te tengo ahora delante. Y la de una niña en Nigeria de 14 años a la que su familia había vendido a los 10 a una iglesia pentecostal, que pertenece a la mafia, y a la que llevaron por el África subsahariana haciéndole de todo, hasta que se negó y le metieron una cuchara candente por el ano y la vagina. Yo vi las cicatrices: le costaba orinar, defecar. Y en cuanto a las tiendas de campaña, eso fue en Dunkerque. Y eran mujeres que han huido de la guerra y estaban, con su familia, en los campos de refugiados, obligadas a prostituirse. Les pagan cinco euros y, de estos cinco euros, ellas solo reciben uno.

-«Estamos hartas hasta de los minutos de silencio», asegura.

-Hartas de que nos violen y nos dejen en la carretera. De que nos maten todos los días. Hartas hasta de que nos descuarticen y se nos coman. A ver. En estos momentos hay más mujeres muertas por la violencia machista que por ETA. ¿Qué debemos hacer para que no maten a nuestras amigas? El oficio más antiguo del mundo no es la prostitución, es el maltrato. Porque la mujer siempre se ha considerado una propiedad y hasta el varón más pobre de cualquier país pobre que te puedas imaginar sabe que tiene una mujer, que es suya y puede hacer con ella lo que quiera. Entrevisté a una mujer musulmana que me dijo que su marido hablaba más con la única vaca que tenía que con ella.

-«Todo feminismo termina siendo un machismo con faldas». Lo dijo el Papa hace unos días.

-Sí. Este Papa que va de guay más vale que esta frase se la hubiera metido por donde le quepa. Porque la Iglesia es un nido de pederastas y van con faldas y a lo loco.