Compromiso, transformación, concienciación son las palabras que más repite Brisa Fenoy (Algeciras, 1991), la artista que ha versionado Bad Boy para Operación Triunfo: cuatro horas en el estudio le sirvieron para darle la vuelta, cambiar la letra y convertir el trap de Morgan y Will Simms en Lo malo, interpretado por Aitana y Ana Guerra para defender la candidatura española a Eurovisión. La canción no ganó, pero se posicionó como número 1 en Spotify España y 6 en la lista global, lo que significa que hay muchos, muchos chicos escuchándola. Y que a ella le ha llegado mucho, mucho éxito de repente.

«Estoy muy agradecida por la repercusión. Sé lo difícil que es llegar hasta aquí y estoy muy contenta de que haya sucedido a nivel compositivo, que es lo que más me importa: la transformación desde el pop, el debate en Eurovisión… Todo eso ayuda a transmitir el mensaje». Porque sus temas son eso, mensajes.

Experiencias / Lo malo cambia el machismo por el feminismo; Ella habla de mujeres que no se dejan dominar; Jericó de los inmigrantes que cruzan el Estrecho; 3 minutos, el single que lanzará dentro de unos días, pide una pausa para no perderse entre tanto estrés; y en Flores de colores cuenta su experiencia en la moda. «Es parte de mí, de mi estética, y en este tema que además me acompañará en una campaña de El Corte Inglés intento reflejar cómo te quieren comprar».

Brisa Fenoy es modelo desde los 19 años. «Me ha permitido viajar y ganar dinero para ser independiente, pero desde hace tres años estoy totalmente volcada en la música, a la que dedico todo mi tiempo. Si no, es imposible», dice esta compositora, cantante, disyóquey, activista, modelo… Empezó a tocar el piano en el conservatorio a los 8 años, y a los 12 compuso su primera canción. «Era mi terapia». Eso, y el compromiso social, porque esta chica que nació junto a la brisa del mar en pleno mes de agosto («a mi madre le pareció el mejor nombre, dadas las circunstancias»), ha crecido acompañando a su padre sindicalista en las manifestaciones que piden el cierre de los CIE (Centros de Internamiento de Extranjeros), leyendo los versos de su madre, Josefina Núñez, que escribe sobre las dos orillas, y viendo el trabajo de su hermano Erasmo, fotoperiodista que denuncia las condiciones de los que llegan en patera. «Ellos me han marcado mucho, pero también yo me he preocupado por informarme. Me indigna, no entiendo el racismo. Por eso lo que más me mueve es proyectar a través de mi arte.

El mainstream, la música comercial, es la mejor vía para llegar a más gente. Los indies están más concienciados. El camino más efectivo para llegar a los jóvenes desconectados de la política y las noticias es hacer algo masticable y atractivo, pero con mensaje. Necesitamos agentes de cambio que lleguen a la juventud. Cuanto más atractivo sea el canal, mejor. Me encanta la música comercial, el pop, me salen melodías muy chicle… Pero hay que cambiar el contenido, los artistas debemos tener esencia y ayudar a la sociedad, no puede ser solo una cuestión de fama, sino de ir plantando semillas», apunta Brisa Fenoy.

En el futuro inmediato, dos iniciativas que intentan precisamente eso: será la imagen de la marca de ropa creada por los manteros de Barcelona, que ya tienen su primera colección Top Manta para mejorar la situación del colectivo. Y espera presentar en junio un documental sobre el viaje de los subsaharianos que aparecen en su videoclip Jericó, realizado junto a la Comisión Española de Ayuda al Refugiado. ¿Un sueño? «Girar, tocar, vivir en América Latina».