El actor Morgan Freeman, de 80 años, fue acusado hace unos meses de acoso sexual en un momento muy sensible por la irrumpción del movimiento #Metoo. Él lo negó desde el primer momento, pero el mal ya estaba hecho, aunque posteriormente no se haya presentado ninguna denuncia ni se haya abierto ningún proceso judicial en su contra.

Ahora la web de la Fundación Gabriel García Márquez para el Nuevo Periodismo Iberoamericano ha publicado que todo fue fruto de un reportaje manipulado por una periodista de la CNN Chloe Melas, que fabricó evidencias para acusar al actor.

El 24 de mayo la web de la cadena estadounidense CNN difundió una información de la redactora de Espectáculos Chloe Melas y la subdirectora An Phung en la que 16 personas, 14 de ellas anónimas, aseguraban que habían sido víctimas o testigos de comentarios de acoso sexual o de tocamientos sin consentimiento por parte de Morgan Freeman. Las únicas presuntas fuentes identificadas eran la propia Melas, que se incluía como víctima, y la productora Tyra Martin, que de inmediato dijo que sus declaraciones habían sido distorsionadas.

El actor se declaró entonces desolado: «Cualquiera que me conoce o ha trabajado conmigo sabe que no soy alguien que intencionadamente ofendería o haría sentir incómodo a nadie», aseguró. Y añadió que le parecía lamentable que le metieran en el mismo ­saco que a los agresores sexuales ­señalados por #MeToo. Por ahora, la CNN no ha emitido ninguna disculpa pero la imagen y reputación del actor ha quedado dañada.