Croacia está protagonizando un Mundial que, ocurra lo que ocurra en la final del domingo, quedará grabado en los anales de la historia del fútbol. La selección balcánica disputará el título por primera vez, y de nuevo contará en la final de Moscú con su hincha número uno: Kolinda Grabar-Kitarovic, la presidenta del país desde febrero del 2015. Hasta ahora ha disfrutado en directo de todos los partidos con excepción precisamente de la semifinal del miércoles, que la pilló en la cumbre de la OTAN de Bruselas. Provista de camisetas de la selección , la líder del país balcánico le regaló una al presidente Trump y otra a su rival, la británica Theresa May (ambas en la foto).

Además de ser una gran aficionada al fútbol, Grabar-Kitarovic ha demostrado su ética profesional con sus gestos. Ha pagado de su bolsillo los billetes en clase turista de sus vuelos para ver los partidos de la selección a los que ha acudido a título personal y ha descontado los días no trabajados de su sueldo como presidenta del Gobierno.