Él que pensaba que disfrutaba de sus primeros días de jubilación. Que creía que iba a una comida con unos argentinos que querían montar una sociedad gastronómica en Zaragoza, porque de eso le habían convencido el que fuera su delegado del Gobierno, Gustavo Alcalde, y el periodista Ricardo Martín Tezanos (con quien coincidió en esta institución y en el consorcio proExpo). No se olió la mentira Ángel Val hasta que entró en los salones del complejo hostelero Aura de Zaragoza y se encontró a 120 personas esperándole. Amigos, familia, sus excompañeros de la Delegación de Gobierno, el fiscal jefe, José María Rivera, el exjefe superior de Policía, Pepe Villar, y hasta el alcalde de Zaragoza, Jorge Azcón, se habían compinchado para celebrar la jubilación del que fuera director del IASS o subdelegado del Gobierno. Y, por supuesto, Ángel Mufás, que fuera su jefe de gabinete, su amigo Manolo Lausín o Javier Carnicer, con quien coincidió en el Gobierno de Aragón, que hasta hizo minutas personalizadas con fotos de la vida de Ángel Val.

Muchos quisieron celebrar la vida de este hombre de abierta sonrisa, político popular y dueño de una curiosa biografía, que acaba de dejar su puesto en la función pública (a la que pertenece). Médico, ingeniero técnico industrial y químico, que creció en una familia sencilla y llegó de San Mateo de Gállego, su pueblo, para formarse como tornero. Con el tiempo se hizo a sí mismo. Además de su labor en la Delegación, Ángel Val Pradilla fue gerente del consorcio ProExpo de Zaragoza 2008 y de 1996 a 1999 gerente del IASS.

Sus compañeros, amigos y colaboradores quisieron obsequiarle al final de esta comida con una placa y una peculiar pieza de joyería, que luce una Virgen del Pilar de oro (de la que es devoto Ángel Val) incrustada sobre un fragmento de meteorito.