Katy Perry no estuvo el lunes pasado en Los Ángeles en la fiesta de los Americans Music Awards, donde arrasó, por votación popular, su colega Taylor Swift. La última vez que apareció rutilante en público fue a finales del pasado mes de septiembre en Montecarlo, del brazo de su novio, el actor Orlando Bloom, en la alfombra roja de una gala junto al príncipe Alberto de Mónaco y su esposa Charlene.

La joven es noticia ahora porque va a dejar aparcada la música, al menos hasta que mejore su salud mental, según explicó en una entrevisa con Footwaer News, donde también habló de zapatos. «Mi novio es un gran apoyo. Por alguna razón atraigo a personas que son verdaderamente reales y que me bajan a la tierra cuando ven que me estoy volviendo un poco loca», aseguró la artista, que el próximo 25 de octubre cumple 34 años .

La compositora, nacida en Santa Bárbara (California), admitió en varias ocasiones que sufrió una depresión tras la escasa aceptación que tuvo su disco Witnnes, en el que había volcado muchas esperanzas. «Mi corazón estaba roto el año pasado porque sin saberlo le di mucho valor a la reacción del público y el público no reaccionó como yo esperaba». Tampoco parece haberla animado mucho su paso como juez por el programa American Idol (La Voz).

La intérprete de Roar y I kissed a Girl confesó haber tenido problemas con el alcohol cuya batalla la llevó a tener pensamientos suicidas. «Me sentía muy avergonzada de tener esas ideas, pero estaba deprimida. Ahora, después de unos meses de trabajo espiritual y emocional, voy a no excederme», aseguró.

La joven, que este verano tuvo junto a Orlando Bloom -con el que ha mantenido una relación intermitente- un encuentro en el Vaticano con el papa Francisco, asegura que en estos momentos no tiene ganas de entrar en un estudio de grabación. «Llevo de gira desde hace unos 10 años, así que ahora voy a descansar. No voy a encerrarme a crear otro disco», explicó.

Como de lo que trata es de mantener los pies en la tierra (y el nivel de ingresos), Perry va a volcar su creatividad en su marca de zapatos, Katy Perry Collections, que ella describe como «llenos de personalidad» y «accesibles». Se trata de una colección que incluye desde salones en color champán, zapatos con cuña en rojo y botines negros con alas doradas, con precios a partir de 110 euros en la venta on line.

«Trato de ponerles adornos a los tacones porque quiero que cuenten una historia y sean un motivo para hablar también a través de los pies. Con las letras de las canciones pasa un poco lo mismo. Mi esperanza es que la gente hable también de ellas», asegura Perry.