La cantante y excomponente de Pussycat Dolls (literalmente, Muñecas mininas) Kaya Jones se ha sumado a la larga lista de artistas que han denunciado abusos sexuales para poder trabajar en sus respectivos campos. Jones es la enésima mujer que hace público que ella también ha sufrido este tipo de abusos, tras la polémica generada en torno al productor Harvey Weinstein, acusado de haber abusado de varias actrices y trabajadoras del sector cinematográfico.

En su cuenta de Twitter, la artista inició el pasado día 13 un hilo en el que quería dejar las cosas claras: "Intentasteis silenciarnos, pero eso nos hizo más fuertes. Intentasteis drogarnos, pero estábamos muy despiertos. Intentasteis ponernos en la lista negra, pero los fans nos siguieron. Pero ya no somos niños".

Y añade que "los niños con los que os metisteis sobrevivieron al abuso, ahora somos adultos. ¿Los viejos estáis listos para luchar? Porque todos parecéis viejos poderosos".

Y entonces se arranca con su verdad: "Mi verdad. No estaba en un grupo de chicas. Estaba en una red de prostitución. ¡Oh! Y resulta que podíamos cantar y ser famosas. Mientras, todos nuestros dueños hacían el dinero".

Pero la cantante, que el pasado día 7 interpretó el himno de Estados Unidos antes de un partido de béisbol en Las Vegas (Nevada, EEUU) ha ido más allá: "Quiero que la madre guardiana [refiriéndose a su mánager] confiese desde el infierno ¿por qué otra de las chicas de su grupo se suicidó? Dígale al público cómo nos destrozaron mentalmente".

"Para ser parte del equipo, debías jugar en el equipo. Lo que significa acostarte con cualquiera que ellos dijeran", ha continuado Jones, siempre en su cuenta de Twitter.

¿Y cómo lo conseguían? Kaya Jones lo tiene muy claro: porque eran niñas. "Significa que después de llevarte a la prostitución o engancharte a las drogas, lo usan contra ti. Corecto. Victimizando a la víctima otra vez", ha añadido.

Y sí, fue tan malo como lo pinta. "Lo suficientemente malo para abandonar mis sueños, a mis compañeras y un contrato de 13 millones de dólares para grabar un disco. Además, sabíamos que iba a ser número 1". ¿Y por qué no lo denunció?, se pregunta a sí misma. Pues "porque todos sufríamos abusos. A mí personalmente me amenazaron si hablaba... que acabaría muerta o sería el fin de mi carrera".