El segundo álbum de Leiva en solitario tiene un título explosivo: Pólvora. Como lo está siendo su éxito. El rockero poco sospechaba, dice, de que encontraría su sitio tras el triunfo masivo que tuvo con Pereza y «ese lugar más alternativo» tras publicar Diciembre. En la gira de presentación se enfrentará a cuatro aforos de La Riviera de Madrid y anuncia un nuevo bolo en Barcelona. Vendió todo el papel de Bikini para el día 11 de abril y añade el 23.

Leiva admite que «algo importante» está pasando con este nuevo disco, cargado de «dinamita interior». «El anterior requería varias escuchas. Y este ha conectado enseguida -constata-. Tremendamente cruel está sonando en todas las radios, lo que no me sucedía hace años. Solo pasa cuando las canciones se cuelan por recovecos que ni imaginas. Porque al final las canciones son mucho más importante que nosotros».

Sus irresistibles melodías se enfilan por inspirados riffs de guitarras. Los suyos, y los del productor Carlos Raya. «Quizás su mayor aportación fue quitarme música de la cabeza. Me decía: 'Vamos a quitar información, que desvía la atención'. Y ha dado en el clavo. Me ha quitado hiperactividad musical y lo ha ordenado todo».

La incontinencia creativa de Leiva venía provocada por las intensas experiencias que ha sufrido. En algunos títulos, como Vértigo, hay quien ha querido interpretar que habla del «golpe en el estómago» que supuso saber que su técnico le robaba. Pero él lo desmiente. No habla de tal traición. «La escribí por tener vértigo a otras cosas. Estas piezas surgieron como un vómito desencadenado por todo lo que me iba sucediendo. Y acabé con una treintena de temas».

EN BUSCA DE LA EMOCIÓN

Una vez hecha la criba, se juntó con su banda habitual (Rubén Pozo, ex-Pereza, fue sustituido por el hermano de Leiva, Juancho) «para grabar todos a la vez en el estudio». «La máxima era: que tenga emoción. Y si se cuela algún error, es porque respira; está vivo». Para redondear el trabajo, se sumó el ingeniero Joe Blaney, el productor de Alta Suciedad de Calamaro, «uno de los tres discos más importantes de rock en castellano». Y el resultado es impecable.