La duquesa de Sussex se ha ganado un apodo poco palaciego entre el personal de Kensington Palace: «Me-gain», un juego de palabras que podría traducirse como «Yo gano», el cual subraya uno de los rasgos de su carácter: la ambición. Decir que la esposa del príncipe Enrique es una mujer con carácter no es decir gran cosa. Pero a la prensa que sigue su día a día no se le escapa ningún gesto y ya desde los preparativos de su boda, el mayo pasado, ha habido varios encontronazos con el personal de palacio, que se refería a ella como «la duquesa difícil».

Tras el enlace y el embarazo, el príncipe Enrique y Markle están muy preocupados con su imagen, marcada por las relaciones de ella con su polémica familia, las diferencias con los duques de Cambridge y con el carácter de la exactriz estadounidnese, que en unos meses ha visto cómo le han dejado tres de sus más estrechos colaboradores alegando «motivos personales». Además, a la prensa británica le encanta remarcar que las cuñadas no se llevan tan bien como ellas quieren hacer creer.