Los pliegues de la cara de Mick Jagger (Kent, Inglaterra, 1943) podrían ser los de un labriego agostado por el sol pero en realidad son el relato trabajado y lleno de recodos de medio siglo de historia del rock, una música que nació para ser eternamente joven y que ha encontrado en este sir bisabuelo y plisado a su máxima expresión. A sus 75 años, que los cumple hoy, inasequible al paso del tiempo, el líder de Rolling Stones continúa siendo el diablo que siempre fue. Jagger soplará las velas mientras se prepara para su próxima gira en la que volverá a mostrar que está hecho de otra pasta.

Mayo de 1965. Jagger y el resto de la banda graban la canción (I Can’t Get No) Satisfaction en un estudio del sello RCA en Hollywood. Están ofreciendo su tercera gira norteamericana, son ya toda una celebridad en su país y en Estados Unidos, pero los riffs de guitarra de Richards y los gritos roncos de Jagger en esta canción les van a convertir en una banda global y a él, en el rostro y la voz más universales del rock and roll.

En 56 años de vida del grupo, Mick Jagger ha publicado junto a Rolling Stones 24 álbumes de estudio, a los que se suman los siete discos que se atrevió a sacar en solitario. Pocos pueden presumir de semejante carrera, pero su sello distintivo siempre fue el directo. Animal de escenario como nadie, hasta cuatro de sus giras figuran entre las más concurridas y lucrativas de la historia, su fortuna se le estime ahora mismo en 360 millones de dólares.

Andy Warhol lo convirtió en una de sus famosas serigrafías, el fotógrafo Cecil Beaton subastó un retrato de su trasero y su célebre movimiento de caderas ha inspirado infinitas imitaciones de intérpretes sobre un escenario. Más allá del cantante, Mick Jagger es un icono, un ídolo del siglo XX, una inconfundible referencia de la contracultura juvenil que ha empezado a adentrarse en la edad de platino.