El empresario libanés Raymond Nakachian ha muerto este lunes a los 82 años en su mansión de Estepona (Málaga), a causa de una enfermedad fulminante que le fue diagnosticada hace apenas cuatro meses, según han informado fuentes cercanas a la familia. Nakachian, que estaba casado con la princesa coreana y cantante de ópera Kimera, se hizo famoso en noviembre de 1987 a raíz del secuestro de su hija Melodie, que entonces tenía cinco años, cuya desaparición durante 11 días mantuvo en vilo al país. La niña fue finalmente liberada tras una operación de los Grupos Especiales de Operación (GEO).

El nombre de Nakachian había estado vinculado a la venta de armas, aunque él siempre lo negó y retó a probar las acusaciones en los tribunales. Tras una época dorada en la que los Nakachian se prodigaban en todas las fiestas y saraos de la 'jet set' de Marbella, y después de varios operaciones inmobiliarias frustradas, el empresario llevaba una vida tranquila y alejada de los focos en su chalet de Estepona. Allí ha fallecido rodeado de todos los suyos que, después de unos meses muy duros viendo cómo la enfermedad le consumía, estaban preparados ya para el desenlace. El funeral se celebrará el próximo jueves, y sus restos mortales serán incinerados en la más estricta intimidad, según adelantan los diarios provinciales.

Espectacular rescate

Entre los asistentes también estará la pequeña Melodie convertida hoy en una brillante psicóloga de 30 años que reside en Estados Unidos y que regresó a España para acompañar a su padre en estos momentos. El secuestro de joven se produjo en noviembre de 1987, cuando apenas contaba con cinco años. Su rostro triste enmarcado en dos coletas recorrió todo el país tras conocerse que había desaparecido a punta de fusil cuando se dirigía a su exclusivo colegio acompañada de su hermano. Once días después, el 19 de noviembre, fue rescatada en un piso de Guadiaro, en el límite con la provincia de Cádiz y a apenas una veintena de kilómetros de su casa.

Los secuestradores, una banda hispano francesa liderado por Jean Louis Camerini que contó con la colaboración de la madre de una compañera de clase de la niña, exigieron a la familia el pago de 13 millones de dólares (1.500 millones de pesetas de la época) pero Nakachian, un viejo tiburón de las finanzas, consiguió reducir la cifra. En la dura negociación, los captores llegaron a aportar una fotografía de la pequeña posando con una portada del diario 'Abc' y enviaron un mechón de su pelo y una cinta en la que la niña pedía volver con sus padres.

No obstante, la mediación policial evitó el pago del dinero y logró que la niña fuera rescatada con éxito. Y es que los agentes, con los que aún mantenía una estrecha amistad, habían localizado en Torremolinos una cartera que permitió llegar hasta los captores mediante una espectacular operación policial.