El pasado domingo, Willow -descendiente de Susan, la primera corgi que tuvo la reina Isabel II, un regalo con motivo de su 18º cumpleaños-, fallecía de cáncer a los 14 años. «La reina ha llorado la muerte de cada uno de sus corgis a lo largo de los años, pero la de Willow le ha afectado más que ninguna otra», ha dicho al Daily Mail una fuente cercana a palacio». La Reina decidió sacrificarlo el pasado domingo en el castillo de Windsor, a las afueras de Londres. La reina aún tiene dos dorgis, Vulcan y Candy, y el año pasado adoptó otro corgi, llamado Whisper, tras la muerte de su dueño. A lo largo de sus 65 años de reinado, Isabel II ha tenido más de 30 corgis.