No a besar por la fuerza, no a arrimarse por detrás, y no a agarrar por la cintura sin previo aviso. Las mujeres brasileñas se han movilizado más que nunca este año en torno al No es no para poner fin al frecuente acoso sexual que sufren durante el carnaval. La escena se repite en muchos de los blocos (comparsas) que llenan estos días las calles de Brasil: un hombre comienza a insinuarse a una mujer, la mujer le dice que pare, que no quiere nada, pero el hombre insiste varias veces.

En apenas tres horas, una mujer puede llegar a ser abordada hasta en cinco ocasiones, según relatan algunas de ellas. Pero algo está cambiando en Brasil: desde hace dos años, el número de denuncias por agresión sexual durante el carnaval crece en un país en el que más de la mitad de las mujeres (52%) que han sufrido una situación de acoso deciden silenciarlo, según el Fórum Brasileño de Seguridad Pública.

Este año ya empiezan a ser comunes en los desfiles las pegatinas que piden respeto hacia el cuerpo femenino y el fin de comportamientos machistas. «Cuando decimos que no es no, hablamos para que las mujeres empoderen su cuerpo, hablamos de que no sean obligadas a pasar por eso y que ellas tienen una red de apoyo», afirma Julia Parucker, una de las promotoras de la campaña Nâo é nâo (No es no). «Hasta a la policía parece importarle poco el asunto», asegura Parucker, según recoge el diario O’Globo. «Una vez, en el carnaval de Olinda, una chica fue a denunciar una agresión sexual y el agente le dijo: «Hija, estamos en carnaval, qué quieres que haga...».

Ante este panorama, Parucker y un grupo de amigas pusieron en marcha la iniciativa a partir de la financiación popular para imprimir 25.000 adhesivos para la piel. «Nuestro cuerpo va a ser nuestro espacio de lucha, de gritar que esto no tiene porqué ser así», explica. La meta inicial era recaudar 7.500 reales (unos 1.865 dólares), pero la repercusión fue tal que consiguieron un total de 20.457 reales (unos 5.090 euros). Al menos un 42% de las mujeres brasileñas reconoce haber sufrido acoso sexual en algún momento y un tercio admitió haber sido acosadas sexualmente mientras caminaban por la calle.

Para Parucker, el carnaval es especialmente delicado porque los hombres se aprovechan de que es un momento en el que todo el mundo está feliz para «pasar las manos», como poco, porque además se sienten «impunes» y creen que no les va a pasar nada. «No es no y ellos tienen que respetarlo», sentencia la activista.