La relación de Tamara Rojo con otro bailarín del English National Ballet (ENB), la compañía de la que ella es directora artística, lleva semanas alimentando la chismografía británica. La vida privada de la artista española, de la que nunca se había sabido gran cosa, está ahora en la plaza pública y en los diarios del país.

Desde hace alrededor de un año y medio, Tamara, de 43 años, tiene como pareja sentimental a uno de sus compañeros y subordinados, el mexicano Isaac Hernández, de 27. Ambos se habían dejado ver juntos en galas, encuentros y actos públicos en Londres con la mayor naturalidad y sin despertar atención especial.

Las cosas cambiaron cuando el mes pasado, The Times publicó un artículo recogiendo testimonios anónimos de otros miembros de la compañía, que aludían al malestar existente en el ENB por el supuesto trato de favor del que gozaba Hermández. Ese favoritismo habría provocado, según esas fuentes, la marcha de un tercio de la plantilla de 60 bailarines de la entidad en los último dos años.

ALABANZAS / Rojo respondió a las acusaciones en el Evening Standard. Dejó claro que «no existe la más mínima posibilidad de conflicto de intereses», porque el mexicano ya era una estrella de primera categoría cuando llegó a Londres después de haber pasado por la Ópera de París y el teatro Mariinski de San Petersburgo. «Ha ganado todos los premios posibles», afirmó.

Rojo tomó la dirección artística del ENB hace seis años, cuando la compañía sufría una crisis, presupuestaria y artística. La que fuera primera bailarina del Royal Ballet y la «mejor de su generación», según The New York Times, ha levantado a pulso el ENB, con nuevas coreografías, proyectos arriesgados y la renovación profunda de la institución. Su contribución ha merecido toda clase de alabanzas y hasta el galardón de Comendadora de la Orden el Imperio británico.

Los 16 años de diferencia de la pareja suman morbo. Cuando le preguntaron cómo se sentía por la diferencia de edad, respondió: «Me hace sentir afortunada y desde luego lo recomiendo». Rojo reivindica el derecho de todos los miembros de la compañía a compaginar actividad artística y vida privada. «Siempre hemos sido honestos. No nos hemos ocultado y esperamos no ser objeto de animosidad», concluyó.