Son Coll, la mansión que el extenista alemán Boris Becker compró a finales de los años 90 en Mallorca, ha sido ocupada por otro alemán, Georg Berres, un conocido hippy de la isla y sus amigos. La propiedad, según publica el portal Vanitatis.com, llevaba años a la venta y estaba prácticamente abandonaba. Su valor es de diez millones de euros.

Georg Berres se encarga ahora de difundir en vídeos y fotografías el estado de la otrora villa de lujo, levantada en ocho parcelas de terreno que se convirtieron en una amplia extensión verde con una exclusiva piscina, el establo para los caballos, una residencia principal más otra casa de invitados, pista de tenis y así hasta el infinito. Porque la ha limpiado y quitado la maleza junto a otros amigos y quiere reformarla. Sin embargo, cuando la ocupó no sabía quién era su propietario. Se enteraron la semana pasada cuando acudieron un par de periodistas a preguntar.

La primera vez que Becker quiso vender la casa fue en el 2007 por 15 millones de euros. Desde entonces, según recoge el portal de internet, la finca de Becker ha salido a subasta tres veces, la última en diciembre del 2015 por el impago de 97.665 euros a quienes eran los guardianes de la propiedad. En el 2012 y en el 2014, el exnúmero 1 del mundo del tenis pagó en el último momento las deudas que tenía pendientes con una empresa de jardinería y una constructora mallorquinas. Y es que Becker fue declarado en bancarrota el año pasado por una jueza de Londres.

Mientras tanto, Berres, un carpintero de 44 años reconvertido en hippy, se ha mudado a la mansión con el resto de su comuna y no deja de compartir vídeos. Mientras pasea por las praderas, se lamenta: «Es como si nadie hubiera amado a este lugar. Cómo se ha podido llegar hasta aquí». Según el mismo portal, Berres se mudó a Mallorca en el año 2014 y desde entonces ha vivido entre su caravana y una serie de casas abandonadas. Pero ahora tiene grandes planes de futuro para vivir en una villa.