Olivia de Havilland, una de las últimas estrellas que queda con vida del Hollywood clásico, y muy conocida por su papel en Lo que el viento se llevó (1939), ha perdido la demanda que le enfrentaba a la serie Feud, a la que había denunciado por el retrato despectivo que, según dice, hace de ella esta producción para la pequeña pantalla de la cadena FX. La Corte de Apelaciones del Segundo Distrito de California ha dado la razón a la cadena al considerar que en este caso prevalece la Primera Enmienda de la Constitución, que protege la libertad de expresión, sobre las reclamaciones de la actriz, de 101 años.

«En estas obras expresivas, ya sea la persona retratada una estrella del cine mundialmente conocida o una persona que nadie conoce, ella o él no posee la historia. Ni tiene el derecho legal a controlar, dictar, aprobar, desaprobar o vetar la representación de personas reales hecha por el creador», señala el fallo.

El tribunal de apelaciones revirtió así la victoria inicial que logró la intérprete el pasado septiembre, cuando la jueza del Tribunal Superior de Los Ángeles Holly Kendig falló en contra de los argumentos de FX para rechazar la denuncia. De Havilland demandó a Feud en junio del 2017 por la imagen falsa y sin su permiso que se mostró de ella en este show televisivo que relata la famosa rivalidad entre Joan Crawford y Bette Davis.

De Havilland es la única persona con vida de las que aparecen reflejadas en Feud y su papel fue interpretado por Catherine Zeta-Jones. Feud, una obra del reputado productor y guionista Ryan Murphy (American Horror Story, Glee), contó con el protagonismo de Jessica Lange (Joan Crawford) y Susan Sarandon (Bette Davis). De Havilland acusó a los responsables de la serie de poner en su boca frases que nunca dijo (Como en una entrevista «que nunca ocurrió» en los Oscar de 1978) y de inventar situaciones. Como cuando en la serie dice «puta» a Joan Fontaine, su hermana en la vida real y con quien tuvo, en efecto, una célebre enemistad. Sin embargo, De Havilland sostuvo que ese «ofensivo término» va en contra de su reputación de «buenos modales y clase».

De Havilland, que se especializó en papeles de mujer dulce y amable, cuenta con dos Oscar por Vida íntima de Julia Norris (1946) y La heredera (1949).