El impacto mediático que han generado las palabras de Nuria Roca Granell (Moncada, Valencia, 1972) ha sido desmesurado. La presentadora televisiva reveló hace unos días en su sección semanal de El Hormiguero 3.0 (Antena 3) que había acudido a terapia de pareja con su marido, Juan del Val, durante un juego de revelaciones en el que también participó el invitado de la noche, Raphael. Ese comentario no tardó en acaparar más de 50 titulares en los medios, a cada cual más surrealista.

—Se le ve contenta, a pesar del revuelo.

—Lo estoy. Lo que ocurrió es un fenómeno conocido como clickbait o ciberanzuelo. Esto significa que tú escribes un titular, que sirve de anzuelo, y luego lees una noticia que no tiene nada que ver, por lo que es una estafa.

— Así que, ¿está todo aclarado?

—Sí. Lo único que hice fue asistir a una terapia de pareja para dar respuesta a la consulta de una telespectadora. Hice un trabajo de investigación acudiendo a terapia para probar y poder hablar en primera persona. Yo sigo igual de feliz con mi matrimonio.

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—Su marido, Juan, ¿se lo ha tomado igual de bien?</b>

—¡Por supuesto! Si él es guionista y escribe mi sección de El Hormiguero, ja, ja, ja. Como lo ocurrido ha sido un despropósito, lo mejor es combatirlo con sentido del humor para dejar en evidencia la mala praxis de muchos periodistas.

—¿Confirma entonces la buena salud de su relación y desmiente la crisis?

—Yo estoy felicísima con mi matrimonio. Siempre he dicho que mi relación tiene un carácter de provisionalidad en el sentido de que siempre estaremos juntos mientras queramos estar juntos. Llevamos 20 años. Si alcanzamos los 45, como Raphael y Natalia, seré feliz. ¡Ojalá me muera con mi marido!

- De momento, trabajan en el mismo programa. ¿Qué le aporta formar parte de este ‘talk show’?

-¡Me lo estoy pasando pipa! Conozco a Pablo Motos desde mi etapa en la radio, y colaboré con él durante cinco años. Aunque lleve 25 haciendo televisión, el equipo de El Hormiguero, formado por 140 personas, es un caso aparte. Son un ejemplo de cómo hacer televisión y creo que se acabará estudiando en las facultades de Comunicación.

—Otro punto en común con su marido son los libros. Ya hace cinco años que publicó el último. ¿Habrá más?

—Sí, me apetece mucho. Juan publicará su próxima novela en marzo y yo estoy perezosa, y eso me lo reprocho. Antes tenía la excusa de la radio, que me ocupaba mucho tiempo, pero ahora, que a lo mejor podría, no lo he hecho. Lo tengo pendiente, porque sé lo que quiero contar y he de ponerme.

—En lo que sí está activa es en las redes sociales. ¿Qué opinión tiene de ellas?

—Son un arma de doble filo. Son muy interesantes, porque estás en contacto con la gente que te sigue, pero al mismo tiempo se crea un vínculo y una necesidad y te acaban exigiendo, y tú ofreciendo... Pero, bueno, en general, están bien.

—¿Cómo valora este año?

—Ha sido raro, porque ha habido momentos de mucho trabajo y otros de mucha calma. Pero a mí me gusta la marcha y la incertidumbre, así que hago una valoración estupenda del 2018.

—¿Qué le pide al 2019?

—Seguir riéndome, bromeando, ironizando y siendo valiente.