Ramón Arcusa, el 50% por ciento del Dúo Dinámico se confiesa en Soy un truhán, soy un señor (o casi), un libro de recuerdos y anécdotas que acaba de publicar. En las memorias del creador y coartífice de algunos de los mayores éxitos de Julio Iglesias, ocupa un capítulo destacado el arduo camino de la canción La, la, la" desde que se escribió, la negativa de Serrat a cantarla y su triunfo en el Festival de Eurovisión de 1968, no exentó de polémica.

"Se ha hablado mucho, pero no desde dentro, un relato fiable... y lo que cuento es rigurosamente cierto", advierte de entrada el autor, productor y arreglista en una entrevista con Efe, en la que constata que, aunque "molestos" con el cronista José María Íñigo por apuntar que la primera victoria española en el festival fue comprada, él afirma desconocer "si hubo tongo o no".

A este respecto, reconoce "que a TVE le interesaba ganar", pero que La, la, la'era "de las más potables de ese año y todo el mundo sabía que estaba entre ella y 'Congratulations' de Cliff Richards", la cual era en su opinión "un poco más plana como canción, porque no tiene estribillo, que es el comienzo en realidad".

"Nuestro tema estaba mejor compuesto, con una entrada brillante, una estrofa más baja de tono y explotaba en el estribillo, con un 'la, la, la' que se podía cantar en toda Europa", defiende, antes de subrayar que "ya era ganadora en la promoción que hizo Joan Manuel Serrat por todas las televisiones".

En Soy un truhán, soy un señor (o casi), editado por Planeta, Arcusa rememora que el tema nació durante un encierro inesperado en un hotel de Ourense a causa de la nieve y que casi se queda fuera de concurso (se presentó media hora antes del final del plazo con una letra provisional de Manolo de la Calva que terminó siendo la definitiva).

Y sobre la polémica negativa de Joan Manuel Serrat de interpretar la versión en castellano, Arcusa defiende que desde el principio se planteó el nombre del cantautor y que este grabó dos versiones: una en castellano y otra en catalán. Ante la negativa de TVE a permitirle cantar esta última versión, rechazó participar en el festival, algo de lo que el Dúo Dinámico se enteró "por televisión" pese a la amistad que les unía.

Arcusa apunta en el libro que quizás hubiese más intereses que los puramente lingüísticos en aquel momento. "Ni el idioma ni la cultura catalana estaban con tanta represión como cuenta Joan Manuel", escribe y plantea un intento por parte de la casa de discos de Serrat de que fuese con un tema suyo en castellano, El titiritero, al festival.

"Tras su rechazo, casi fuimos nosotros, pero la discográfica de Serrat argumentó que ya había desembolsado mucho dinero para la promoción del tema y exigió un artista de su catálogo. Eligieron a Massiel. Nos hubiese gustado ir a nosotros, pero vista la historia, no cambio nada. Prefiero que fuese ella, que la defendió brillantemente, antes que nosotros sin saber si hubiésemos ganado", afirma el compositor.

COMPOSICIÓN PARA JULIO IGLESIAS

Pero Soy un truhán, soy un señor (o casi) es mucho más que Eurovisión. Es una dedicación a la música durante 60 años en los que he tocado todos los palos, como cantante, autor de temas propios y ajenos o productor, que es como descubrí a Los Chunguitos y trabajé con artistas como Manolo Otero, Rosa León, Ángela Carrasco o Luis Fierro", destaca.

En ese sentido y como su título apunta, es sobre todo una reivindicación de la obra que Arcusa desarrolló durante casi 20 años junto a Julio Iglesias y que pone al nivel de su trabajo como parte del Dúo Dinámico.

"De lo que más orgulloso estoy es de la canción que da título al libro. Fue la primera que compuse para él. También de Pobre diablo, que fue número 1 en Francia con dos millones de copias, de otras como Quijote o Hey. Cuando me invitó a ir a vivir a Miami para trabajar con él fue una oportunidad histórica para mí y una época brillante de composición con Julio", afirma.

LOS INICIOS CON DYNAMIC BOYS

Más allá de un pasaje dedicado a su niñez. "Aunque fuese una dictadura, no sabías que lo era si no estabas contra ello, porque no se hablaba de política, lo primero entonces era comer", indica, un gran parte del libro está consagrado a su asociación artística con Manolo de la Calva desde que a finales de los años 50 se conocieran en la fábrica de motores de Elizalde. "Explico detalles que nunca conté, no porque los hubiese evitado, sino porque nadie los preguntó", asegura.

Pronto descubrieron "un ambiente muy propicio" para lo que hacían estos seguidores de Elvis, Sinatra, Fats Domino, The Platters, Nat King Cole, Paul Anka y, sobre todo, "los maestros" Everly Brothers, con los jerseys rojos de su primera portada, que ellos mismos costearon en color.

Aunque se definan como "el agua y el aceite", señala el músico que solo han tenido una crisis importante como pareja artística en todos estos años y fue por una mujer por la que ambos estaban interesados al poco de comenzar a actuar juntos. "Hacíamos los shows de manera normal, pero en la vida privada no nos hablamos durante un mes", recuerda ahora con humor.

Juntos crearon numerosos éxitos (Cowboy, Quince años tiene mi amor, Quisiera ser, El final del verano...) y compartieron otras historias reseñadas en el libro, como que Concha Velasco iba a verles en sus primeras actuaciones o cuando se plantaron ante Rocío Jurado por su exigencia de cerrar un programa de televisión en el que participaban. Toda una vida en La, la, la.