Faltan pocos días para que se cumplan los cinco meses de la muerte del escritor danés Ari Mikael Behn, exmarido de la princesa Marta Luisa de Noruega, que se quitó la vida el día de Navidad del pasado año. Si en aquel trágico momento fueron los padres del escritor los que informaron de la muerte de su hijo de 47 años, víctima de una fuerte depresión, en esta ocasión también han sido los progenitores de Behn, Olav Bjørshol y Marianne Behn, los que han notificado, a través de la revista noruega Se og Hør, que los restos incinerados de su hijo siguen sin recibir sepultura.

La causa, como en tantas otras cosas estos días, es por culpa del coronavirus, ya que las autoridades noruegas, como medida para mitigar la propagación de la pandemia, establece en sus recomendaciones evitar las ceremonias fúnebres de más de 50 personas. Además, muchas iglesias noruegas tienen restricciones en este sentido. Pero la denuncia ha provocado la crítica de algunos ciudadanos que ven en la queja una supuesta demanda de privilegio, que entienden que no tiene sentido en esta situación que afecta a todos por igual.

CEREMONIA EN PRIMAVERA

Atendiéndose a la legislación noruega, que establece que los restos tienen que ser enterrados a los seis meses máximo del fallecimiento del sujeto, la familia tenía previsto realizar la ceremonia esta primavera.

El suicidio del escritor fue un duro golpe para la familia real noruega y conmociono a la sociedades danesa y noruega. La ceremonia oficial se celebró el 3 de enero en la catedral de Oslo en un acto multitudinario. Días después se conocía el destino de los restos de Ari, el cementerio Vår Frelsers, uno de los camposantos preferidos de la alta burguesía noruega de la capital noruega.