Solo han pasado cuatro años desde que su nombre empezó a sonar en el mundo del periodismo y Ronan Farrow (Nueva York, 1987) ya ha destapado el gran escándalo de Hollywood, ha ganado el Pulitzer y acaba de escribir un libro sobre diplomacia. El escándalo lo publicó en la revista 'The New Yorker' y el premio lo comparte con dos reporteras de 'The New York Times' que lanzaron su artículo días antes que Farrow, provocando el despido del todopoderso productor Harvey Weinstein por acoso sexual, aunque él logró mayor repercusión al incluir en su texto la palabra «violación».

Su libro, 'Guerra contra la paz: el fin de la diplomacia y el declive de la influencia americana', explica el hundimiento de la política exterior estadounidense. «Cuando me marché a Afganistán con el legendario Richard Holbrooke vi cómo los procesos políticos están cada vez más dirigidos por el Ejército y comencé a reflexionar sobre las consecuencias de retirar el poder a los negociadores. Necesitamos diplomáticos más fuertes que sirvan de contrapeso cuando Trump tuitee sobre la guerra», ha declarado a la agencia DPA este periodista y abogado presentado como «niño prodigio» por su precoz y sólida formación. A los 11 años estudió Filosofía en la universidad y a los 16 entró en la facultad de Derecho de Yale. También viajaba con su madre, Mia Farrow, embajadora de Unicef que adoptó a 10 niños de países como Vietnam y Corea. Y trabajó en el Departamento de Estado con Holbrooke y Hillary Clinton.

¿HIJO DE FRANK SINATRA?

Pero su gran aportación hasta la fecha es la investigación que llevó al nacimiento del movimiento #MeToo para denunciar el acoso. Muchos vieron en ella la venganza contra su padre, acusado de abuso por su hermana Dylan cuando tenía siete años. Farrow es el único hijo biológico de Mia Farrow y Woody Allen, aunque Mia no descarta que sea de Frank Sinatra. Preguntado sobre la paternidad de Ronan, Allen apunta: «Creo que es mi hijo, pero no apostaría mi vida por ello».

Ronan creció rodeado de paparazis, obligado a tomar partido por su madre cuando el cineasta dejó a la actriz por la hija adoptiva de esta Soon-Yi Previn, en 1993. Él niega cualquier atisbo de venganza. «La explicación es más prosaica: la historia era de gran interés público y yo soy un periodista ambicioso». Aun así, se pregunta por qué caen todos (Weinstein, Cosby) menos su padre. Y destaca la «incesante maquinaria propagandística» de los ricos como la que, dice, Allen utilizó para silenciar a Dylan.

AGUA Y ACEITE

El director siempre ha negado las acusaciones, investigadas en 1993 por las policías de Connecticut y Nueva York con la misma conclusión: «No hay evidencias de abuso». Así lo recuerda Moses Farrow, hijo adoptivo de Mia, que en su blog habla de una infancia arruinada por el maltrato de su madre, a quien acusa de haber inventado el 'caso Dylan'. También Soon-Yi, adoptada cuando deambulaba por las calles de Seúl a los cinco años, declara a la revista 'New York': «Mia y yo éramos como el agua y el aceite. Nunca fue maternal ni amable conmigo. Lo que le ha pasado a Woody es muy injusto. Mia se aprovecha del movimiento #MeToo y presenta a Dylan como una víctima». En esa misma entrevista, Allen resume en tres palabras esta batalla que parece no tener fin: «Soy un paria».