La ministra para la Transición Ecológica, Teresa Ribera, ha confirmado este martes que el Gobierno llevará al Consejo de Ministros del 22 de febrero el Plan Nacional Integrado de Energía y Clima en el que se sentarán las bases de la transición energética que viene y que el Ejcutivo deberá enviar a Bruselas para su evaluación por parte de la Comisión Europea. El objetivo del plan, al que acompañará la Ley de Cambio Climático y Transición Energética, será cumplir los objetivos propuestos para el 2030, es decir, poner sobre la mesa las medidas necesarias para conseguir reducir las emisiones un 20% respecto a 1990 (38 puntos menos que en la actualidad).

Así lo ha asegurado Ribera a su salida de un acto sobre el sector energético organizado por IESE y Deloitte en el que avanzó que la propuesta servirá de marco hacia la desacarbonización de la economía en 2050 y en donde confirmó que se plantea el cierre del parque nuclear "entre los años 2025 y 2035". No obstante, la ministra también aclaró que el Gobierno "no dicta nada respecto de ninguna central", sino que son las empresas propietarias de las centrales nucleares quienes deben establecer el calendario del cierre individual de cada una.

"Pero también es bueno tener una visión de conjunto para tener seguridad nuclear y seguridad financiera", agregó Ribera, que añadió que lo que se trata de evitar desde el Ejecutivo es que se repita lo ocurrido con Garoña. "Garoña es el antiejemplo, eso genera una desconfianza y una preocupación innecesaria, creemos que es bueno tener previsión y claridad", remachó.

Además de las nucleares, Ribera enunció una a una cómo se va a suceder la desaparición de las tecnologías más contaminantes desde ahora y hasta la descarbonización, prevista para el año 2050. Según sus pronósticos, en 2020 se iniciará el descenso de la generación del carbón que estará acompañado, en la segunda mitad de la década del "cierre ordenado del parque nuclear" y será a lo largo de la década de los 30 cuando el petróleo comience a perder peso para usos energéticos. Sobre el gas natural, Ribera señaló que "se mantendrá" y se estabilizará, al tiempo que apuntó que en los próximos años habrá que "mirar con cuidado nuevas inversiones en gas".

Los tres ejes de la hoja de ruta del Ejecutivo para consegurir esa reducción del 30% en emisiones de CO2 en el año 2030 respecto a 1990 -lo que sería el "límite mínimo" para que exista una "posibilidad real" de descarbonizar la economía en 2050, puesto que el 70% restante quedaría para los veinte años siguiente, según Ribera- son "apurar al máximo" la inversión en eficiencia energética, con una primera mirada hacia los edificios, pero también en el tejido industrial y el transporte, aprovechar al máximo la electrificación en los finales usos finales de la energía y apostar fuertemente por las energías renovables. Unos planes que supondrán una movilización total de las inversiones superior a los 200.000 millones de euros.

La ministra definió la propuesta del Gobierno en materia de energía como "una de las reformas estructurales más importantes que nos debemos plantear" y puso de manifiesto su intención de que una hoja de ruta como esta se establezca de forma consensuada con todas las fuerzas políticas, para que no se modifique según el color político, y así poder dar seguridad a los inversores. "Evidentemente puede haber una cuestión ideológica, pero hay un amplio margen de suelo común todavía no conquistado, es un problema de madurez social (un consenso), al que todos podemos contribuir", concluyó.