Siguen aumentando las víctimas mortales por el bombardeo aéreo en el norte de Yemen, un ataque perpetrado el jueves por la coalición saudí, en la población de Dahyan, según han confirmado fuentes oficiales al Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR). «Entre los 51 muertos hay 40 niños, mientras que entre los 79 heridos también se hallan 56 menores. Los números hablan por sí mismos», informó a través de Twitter el jefe de la delegación del CICR en Yemen, Johannes Bruwer, citando fuentes de las autoridades locales de Sadá.

La organización humanitaria confirmó en Twitter la llegada de decenas de cadáveres a un hospital con el que colaboran en Sadá tras el bombardeo de un autobús con niños en el mercado de Dahyan. En concreto, el CICR había asegurado que hasta estas instalaciones habían sido trasladados los cuerpos de 29 niños, «todos ellos de menos de 15 años». Las autoridades hutis, sin embargo, elevan esa cifra a 40 fallecidos. La mayoría de ellos eran alumnos de una escuela que se desplazaban en el vehículo para llevar a cabo actividades de verano.

La coalición que lidera Arabia Saudí, que combate en Yemen del lado del Gobierno de Abdo Rabbu Mansur Hadi, reconoció la autoría de los ataques pero aseguró que el objetivo eran los equipos utilizados por los rebeldes hutis para lanzar el miércoles un misil contra territorio saudí. La interceptación de dicho proyectil se saldó con un civil muerto y 11 heridos en Jizan. De esta forma, la coalición alegó que actuó conforme al derecho internacional y acusó a los rebeldes, vinculados a Irán, de utilizar a niños como escudos humanos.

ACABAR CON LA GUERRA

A pesar de la tibia justificación saudí, la ONU condenó duramente la matanza y demandó una investigación independiente sobre lo ocurrido. «El secretario general llama a las partes a respetar sus obligaciones bajo la ley humanitaria internacional, en particular las reglas fundamentales de distinción, proporcionalidad y precauciones en los ataques», dijo el portavoz Farhan Haq.

Unicef, la agencia de las Naciones Unidas para la infancia, calificó el ataque de «horrible» y pidió que sea un «punto de inflexión» para poner fin al conflicto. En otro comunicado, la directora ejecutiva de Unicef, Henrietta Fore, aseguró que el suceso marca «un punto bajo en la brutal guerra en el país». «La cuestión ahora es si va a ser también un punto de inflexión, el momento que finalmente empuje a las partes, al Consejo de Seguridad de la ONU y a la comunidad internacional a hacer lo correcto por los niños y poner fin a la guerra».

Fore recordó que desde el inicio de la guerra, en el 2015, casi 2.400 niños han muerto y más de 3.600 han resultado heridos, con ataques a escuelas y hospitales. «¿Cuántos niños más van a sufrir o morir antes de que los que pueden actuar lo hagan deteniendo esta lacra?», reflexionó.