Miles de manifestantes antigubernamentales han vuelto a protestar el domingo en Hong Kong cerca de estación West Kowloon desde la cual saldrán los trenes de alta velocidad hacia China continental para mantener la presión sobre el ejecutivo local pro Pekín. Este es el primer gran acto de protesta desde el asalto y el saqueo del Parlamento del 1 de julio por parte de manifestantes enmascarados y en su mayoría jóvenes.

Se espera que los manifestantes lleguen a la nueva estación, que ya funciona, pero se abrirá en septiembre para conectar Hong Kong con la red ferroviaria de alta velocidad de China. El complejo de vidrio y acero está casi taponado por la policía, que temía más violencia a pesar de las comunicaciones por parte de algunos manifestantes respecto a su voluntad de permanecer en paz.

Se han instalado barreras de seguridad de plástico pesado llenas de agua alrededor de la estación. Solo los pasajeros que ya llevaban billetes pueden entrar al complejo. La venta de nuevos boletos ha sido suspendida. La estación, que ha costado varios miles de millones de euros, es denunciada por los opositores como el caballo de Troya de China.

PROFUNDA CRISIS POLÍTICA

Durante semanas, el centro financiero internacional se ha visto sumido en una profunda crisis política provocada por un proyecto de ley que autoriza la extradición a China. El rechazo del texto dio lugar a enormes manifestaciones pacíficas, pero también a una serie de violentos enfrentamientos con la policía. El texto se suspendió, pero no fue suficiente para apaciguar la ira que se ha convertido en un movimiento más amplio para exigir reformas democráticas y detener la erosión de las libertades en el territorio semiautónomo.

Miles de personas se reunieron por la tarde en Tsim Sha Tsui, una zona popular de turistas, en el continente de Hong Kong. La manifestación, inicialmente convocada por el correo electrónico cifrado y en los foros sociales, ha sido presentada por los manifestantes como una forma de explicar el movimiento a los chinos continentales.

INFORMACIÓN CENSURADA

En China, la información está gravemente censurada por el 'gran muro informático'. Las manifestaciones de Hong Kong se califican de violentas, resultantes de un complot tramado en el extranjero para desestabilizar a la patria, no como un movimiento popular masivo contra el creciente control de Pekín sobre la ciudad.

Los manifestantes exigen la cancelación total del proyecto de ley de extradición, una investigación independiente sobre el uso policial de gas lacrimógeno y balas de goma, una amnistía para los arrestados y la renuncia de la líder de Gobierno de Hong Kong, Carrie Lam. Pekín ha puesto todo su peso para apoyar a las autoridades, y ha pedido una investigación criminal contra los involucrados en la violencia.